¿Qué hacer cuando el pastorado cansa?

Cuando el pastorado cansa —¿Cómo cuidar a la iglesia y cuidarme a mí mismo?

El cansancio es una sensación que todos experimentamos proveniente del desgaste de energía o agotamiento, ya sea físico o mental. Esto es bastante normal dado que Dios nos ha hecho finitos y nuestros límites son naturales: el tiempo y la energía son limitados.

Hoy día, la OMS ha reconocido el cansancio laboral por un estrés prolongado y trabajo excesivo como un síndrome denominado burnout. Según un reporte de la revista Global UNAM, México es uno de los países con mayor estrés laboral superando a países como China y a Estados Unidos ya que en 2023 el 75% de los trabajadores inscritos al IMSS dijeron sufrir de este tipo de cansancio.1

No debe de sorprendernos entonces que esto también suceda en el ministerio que, a diferencia de muchas profesiones o trabajos, pareciera que no tiene un horario laboral o que no se limita a un centro de trabajo. Adicional a eso, la labor pastoral tiene repercusiones más allá de situaciones o compromisos; busca que el alma de cada miembro de la iglesia pueda ser guiada a Cristo.

Las Escrituras nos indican que cada creyente es un ministro que administra la multiforme gracia de Dios (1 P. 4:10) pero que requiere la capacitación de líderes que el Señor ha puesto en su iglesia para su edificación (Ef. 4:11-16). De manera que el trabajo pastoral va más allá de un sermón dominical sino que es el discipulado constante de un cuerpo que va creciendo aferrándose a Cristo (Col. 2:19). 

Eso puede ser agotador.

Señales de agotamiento pastoral

Ser pastor no encuentra sus límites en un horario de consejería o en tratamiento impersonal. Dado que el pastorado se trata del crecimiento orgánico del cuerpo de Cristo, interactuar vida con vida durante toda la vida, éste puede resultar abrumador en muchos momentos. 

Es fácil llegar a casa y estar pensando en las diversas situaciones que viste en tus hermanos: una anciana enferma, un matrimonio orando por la salvación de hijos adolescentes rebeldes, un hermano desempleado, además de las luchas espirituales que cargan tu corazón como el chisme, la murmuración o la falta de compromiso.

El apóstol Pablo en 2a a los Corintios 11, después de señalar una larga lista de sufrimientos que ha atravesado, añade: “Además de tales cosas externas, está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias.” (2 Co. 11:28, NBLA)

No obstante, tenemos que ser vigilantes ante aquellas situaciones que pueden causar un agotamiento emocional y espiritual.

¿De dónde proviene la fortaleza espiritual en medio de las circunstancias difíciles?

Debemos saber que las situaciones que atravesamos son parte de nuestra santificación cuando entendemos que Dios está perfeccionándonos y requerimos depender de Él (Stg. 1:2-5). Además, cada prueba el Señor la usa para el progreso del evangelio y puede dar testimonio a otros para seguir predicando a Cristo (Fil. 1:12-14).

No obstante, eso no elimina la posibilidad de que nuestro débil corazón pueda agotarse o aun deprimirse. Elías es un ejemplo de cómo, aún después de una gran victoria, puedes tener deseo de que se acabe todo (1 R. 19:3-4 cf. 18:20-40).

Asaf nos presenta lo tentador que es ver como los incrédulos gozan de la vida entre lujos y placeres (Sal. 73). El mismo Pablo nos muestra a un creyente con temor de seguir sirviendo en medio de una ciudad como Corinto (Hch. 18:9-11). El temor, la ansiedad y aun el deseo de renunciar pueden llegar a la vida del siervo de Dios.

Por estas razones es tan importante que podamos visualizar el equilibrio entre el ministerio y la vida personal, algunas herramientas para manejar la carga pastoral y cómo el descanso y nuestro entendimiento de los dones en la iglesia son vitales para cumplir nuestro ministerio sin descuidarnos en medio de él.

El equilibrio entre ministerio y vida personal

El ministerio representa más que actividades y programas en la iglesia, indica necesidades que atender de la iglesia, es decir, de la comunidad de creyentes unidos por el evangelio en un lugar geográfico determinado. Es importante señalar que, aunque muchos ministros atienden necesidades de iglesias en distintos lugares, aquí nos enfocaremos en las que tienen que ver con el pastor y su iglesia local.

En primer lugar, debemos de ver la importancia del ministerio pastoral. Aunque algunas personas pudieran pensar que lo único que realiza el pastor es predicar una vez a la semana, su responsabilidad con el Señor es de considerar.

Ellos cumplen con el ministerio de la proclamación de la Palabra siendo portavoces de lo que Dios quiere para su pueblo a través del estudio y la exposición de las Escrituras y no de sus propias ideas (Col. 1:28; Hch. 20:17-21; Ef. 4:11-16; 2 Co. 4:2; 1 Ts. 2:3, 5).

Además, oran y velan por el alma de los creyentes de su iglesia como quienes tienen que dar cuenta (He. 13:17). A su vez, la autoridad que Dios les ha delegado sobre el cuerpo es una que requiere ejemplo, amor y buena voluntad (1 P. 5:1-4).

Tanto el apóstol Pedro como Pablo señalan con tres palabras su trabajo: son pastores que cuidan y alimentan (ποιμαίνω) al rebaño (Hch. 20:28-29); son obispos (ἐπίσκοπος) que administran almas (Tit.1:7) y ancianos (πρεσβύτερος) que con su madurez y sabiduría guían al pueblo de Dios.

Esto resulta en muchas otras actividades, algunas que provienen de alusiones directas y otras de principios bíblicos, pero todas mostrando el ministerio de un pastor.

  • Visitar, atender y orar por personas en necesidad como viudas, huérfanos o enfermos (Stg. 1:27, 5:14), pero también ahora lo vemos en ministerios de orfanatos, en cárceles y hospitales. 
  • El discipulado y enseñanza personal a familias de la iglesia, la preparación de obreros y ministerios de instituto bíblico. 
  • Las reuniones de segmentos de grupos: jóvenes, femenil, varonil, ministerios con niños. 
  • Las misiones, centros de evangelismo, salir a compartir folletos o realizar actividades de alcance.

Estas tareas que no se llegan a visualizar del pastorado pueden llegar a ser bastante exhaustas. Richard Baxter alentaba a los pastores de su tiempo a desempeñarse con arduo trabajo para el bien de su congregación:

No obstante, esto también trajo complicaciones para hombres como el puritano Robert Murray M’Cheyne que, así como dijo “Un ministro santo es una tremenda arma en la mano de Dios… La vida de un ministro es la vida de su ministerio”3, también dijo previo a su muerte a los 29 años de edad: “Dios4 me dio un mensaje que entregar y un caballo para cabalgar. Yo maté al caballo y ahora no puedo entregar el mensaje”.

Mis queridos hermanos ¡la tarea es muy grande! Pero no somos los únicos que debemos realizarla. Debes recordar que tienes solo un cuerpo para ser instrumento útil al Señor y que le pertenece a Él (1 Co. 6:19-20; 2 Ti. 2:21). Que si tienes familia, Dios ha puesto a esa esposa y esos hijos como primer ministerio (Ef. 5:22-6:4; 1 Ti. 5:8; Sal. 127:3-5; Pr. 18:22) y que aun tu pastorado debe ser caracterizado por el cuidado de tu familia (1 Ti. 3:5). No por visitar a las viudas y huérfanos dejes a tu familia en la misma condición.

La importancia del descanso

La Biblia nos muestra desde el principio lo que representa el descanso. No se trata de ocio o falta de actividad solamente sino de un estado ya que el primero que descansa en las Escrituras es Dios mismo. El único que no requiere descanso porque su fuerza nunca se agota ni su mente se cansa, dedica un día de la creación para descansar (Gn. 2:3). ¿Cuál era el propósito? La comunión con su creación.

Para nosotros, el descanso o reposo debe ser una búsqueda de la comunión con Dios. La carta a los Hebreos nos presenta esta perspectiva del reposo (He. 4:7-11) por lo que no hay un reposo físico sin un reposo espiritual.

Esto no quiere decir que el reposo físico no sea necesario. Jesús aun en medio de lo agitado de su ministerio buscaba momentos de retiro. Salía a orar aun cuando la gente lo esperaba (Mr. 1:35-37; Lc. 5:15-16), cuestión que lo mantenía tan ocupado que incluso Marcos nos señala que no tenía tiempo ni para comer (Mr. 3:20).

Pero no solo salía a orar solo, también buscaba momentos de retiro en medio de esas mismas situaciones aunque en ocasiones no se podía (Mr. 6:31). Es en medio de un retiro a Cesarea de Filipo con sus discípulos que Jesús pregunta “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” (Mt. 16:13).

Tomar tiempo para orar y retirarte ayuda a mantener un equilibrio. El mismo Jesús declaró su invitación a ese reposo (Mt. 11:28-30) declarando también que Él es el Señor del día de reposo (Mt. 12:8).

Esto, a diferencia de los fariseos que veían el día de reposo como una limitante a cualquier actividad, Jesús lo describe como el trabajo del Padre celestial diciendo “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.” (Jn. 5:17) cuando sanó a un hombre enfermo. Dios creó el reposo para que tuviéramos comunión con Él y descansemos en su soberanía.

Parte de la falta de descanso entonces tiene que ver con que, en ocasiones, buscamos como pastores mantener el control de situaciones y personas sobre las cuales sólo Dios tiene señorío.

La Biblia nos recuerda que todas las cosas están en sus manos (Pr. 16:33) y Él mueve los corazones a donde Él quiere (Pr. 16:1; 21:1). Es por ello que debemos hablar de herramientas para el cuidado pastoral y de la necesidad de buscar apoyo dentro de la iglesia.

Herramientas para el cuidado pastoral

Tener cuidado de sí mismo y cuidar a la iglesia no es opcional sino es un mandato bíblico (1 Ti. 4:16; Hch. 20:28). Sin duda, el Señor no necesita de nosotros pero se glorifica en usar a pecadores redimidos por su gracia (1 Ti. 1:12-15). 

Por esta razón necesitamos recursos para manejar la carga ministerial de forma saludable. Una de las bendiciones que tenemos en la actualidad es que tenemos a nuestra disposición múltiples recursos; desde los escritos de creyentes del pasado como libros de hermanos que hoy publican libros, blogs y predicaciones en línea para nuestro estudio bíblico. Puedes tener una foto de Palestina o de Masada aun cuando nunca hayas ido y poder entender las referencias geográficas que encontramos en las Escrituras.

Software Bíblico Logos nos ofrece un poderoso motor de búsqueda que ayuda al predicador a ahorrar tiempo de búsqueda y que, ahora con las herramientas de IA nos ayudan a resumir la información buscada para identificar los puntos importantes. Además de que las herramientas de traducción nos dan accesibilidad a material en otros idiomas que acrecientan nuestro estudio y facilitan la optimización de nuestro tiempo. 

Cómo buscar apoyo dentro de la iglesia 

Una iglesia que invierte en los recursos de estudio así como de cuidado personal del pastor alivia la carga por esas responsabilidades. No obstante, no se requiere solo de recursos sino de personas. La responsabilidad del cuidado del cuerpo no sólo recae en una persona sino en todos sus miembros (1 Co. 12:14-27).

Es en el contexto de los dones que los pastores debemos entender que nuestra responsabilidad es capacitar a los creyentes para que cumplan su función en el cuerpo (Ef. 4:12; Ro. 12:3-8).

Delegar responsabilidades y formar equipos de servicio ayuda a la iglesia a cuidar a la iglesia. Un pastor que se desvive por un ministerio sin integrar y desarrollar líderes y creyentes en la obra está descuidando a la misma iglesia a la cual ministra.

Conclusión

El ministerio trae cansancio, pero no nos cansemos de hacer el bien (Ga. 6:9). Más bien busquemos cuidar de nosotros mismos; que el reposo que busquemos no solo sea físico sino la búsqueda de la presencia del Señor. Cuidemos de nuestra familia, no sea que la perdamos en el camino y desarrollemos a creyentes y líderes a nuestro alrededor mientras seguimos sirviéndoles. Echemos mano de los recursos que tenemos a nuestra disposición y pidamos a Dios nos siga dando gracia para mantenernos en la obra.

  1. México: alarmantes cifras de estrés laboral – UNAM Global ↩︎
  2. Richard Baxter, El Pastor Reformado: Mostrando la naturaleza del trabajo pastoral, trans. Manuel Bento Falcón (Manuel Bento Falcón, 2020). ↩︎
  3. Joel Beeke, La espiritualidad puritana y reformada: Un estudio teológico y práctico tomado de nuestra herencia puritana y reformada, trans. Juan Sánchez Llamas y Armando Valdez, Primera Edición. (Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia, 2008), 128. ↩︎
  4. Sugel Michelén, CP110 Teología pastoral, Educación Móvil Logos (Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2021). ↩︎

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