¿Cómo abordar el conflicto en la iglesia?

Cómo abordar el conflicto en la iglesia según Hechos 6:1-7

Los conflictos en la iglesia son oportunidades para su crecimiento

El crecimiento de la iglesia siempre ha traído consigo desafíos y conflictos. Desde sus primeros días, la comunidad cristiana enfrentó tensiones internas que pusieron a prueba su unidad y su capacidad para responder a las necesidades de los creyentes.

Era necesario que la iglesia aprendiera a resolver conflictos porque como menciona MacArthur: “Una iglesia sacudida por conflicto interno descubre que su mensaje se pierde en medio del conflicto y que su energía se disipa”.1

En Hechos 6:1-7 encontramos un ejemplo claro de cómo un conflicto dentro de la iglesia primitiva se convirtió en una oportunidad para fortalecer la estructura de liderazgo y fomentar el crecimiento del evangelio.

Este pasaje nos enseña que los conflictos no siempre deben verse como amenazas, sino como oportunidades para fortalecer la comunidad, mejorar estructuras de liderazgo y fomentar el crecimiento espiritual de sus miembros.

El problema surge cuando un grupo dentro de la iglesia se siente desatendido en la distribución diaria de los alimentos. Como bien observa Pérez Millos:

En este sentido, el conflicto tenía el potencial de dividir a la comunidad y generar resentimiento. Sin embargo, en lugar de ignorar la queja o responder con autoritarismo, los apóstoles reconocieron la necesidad legítima y buscaron una solución práctica que resolvió el problema y permitió a los apóstoles enfocarse en la predicación de la Palabra, lo que resultó en un crecimiento significativo de la iglesia (Hch. 6:7). 

Este episodio nos enseña que los conflictos pueden ser oportunidades para crecer:

1. En las estructuras ministeriales: La iglesia primitiva comprendió que era necesario reorganizarse para atender mejor las necesidades de su comunidad. De igual manera, los conflictos actuales pueden ser una señal de que ciertos aspectos de la iglesia necesitan ajustes o renovación.

2. En participación y el liderazgo: La crisis permitió que nuevos líderes emergieran y se involucraran en el ministerio. En la iglesia actual, los conflictos pueden ser una oportunidad para identificar y capacitar a nuevos líderes comprometidos con la obra del Señor.

3. Promoviendo la unidad y el amor cristiano: En lugar de dividir a la iglesia, la solución al conflicto fortaleció la comunión entre los creyentes. Cuando se manejan con sabiduría y humildad, los conflictos pueden profundizar la unidad y la comprensión mutua dentro de la congregación. 

Reconociendo los conflictos: La importancia de escuchar

Los conflictos son inevitables y la iglesia no es la excepción, ya que está compuesta por personas con diferentes antecedentes, expectativas y necesidades. Hechos 6:1, nos enseña que reconocer y escuchar los conflictos es el primer paso para solucionarlos y fortalecer la unidad dentro de la congregación.

En la cultura judía, cuidar de las viudas y los huérfanos era una responsabilidad comunitaria de gran importancia, basada en los principios de la Ley de Moisés (Dt. 14:29; Is. 1:17).

La aparente negligencia hacia las viudas helenistas no solo era una cuestión logística, sino también un tema de justicia y equidad dentro de la iglesia naciente. Si no se abordaba correctamente, podía convertirse en un motivo de división dentro del cuerpo de creyentes.

Bien escribe Garland:

El aspecto clave de este episodio es que los apóstoles no ignoraron la queja ni la descartaron como algo sin importancia. En lugar de minimizar el problema o acusar a los helenistas de causar problemas, reconocieron la validez de la inquietud y se dispusieron a escuchar.

Este es un punto fundamental en la gestión de conflictos dentro de la iglesia: la disposición a escuchar activamente las preocupaciones de los miembros y reconocer que pueden existir fallas en la organización, incluso dentro de una comunidad dirigida por líderes espirituales comprometidos.

Escuchar los conflictos permite identificar problemas subyacentes que podrían estar afectando la armonía y el crecimiento de la iglesia. En Hechos 6:1, los apóstoles no sólo escucharon la queja, sino que también comprendieron que era necesario tomar medidas para garantizar que todas las viudas fueran atendidas de manera equitativa.

Al hacerlo, demostraron que la iglesia debe ser un lugar donde todos los miembros, independientemente de su origen cultural o lingüístico, se sientan valorados y cuidados.

Además de escuchar las quejas, los apóstoles tomaron en cuenta que el problema afectaba directamente a una población vulnerable: las viudas. En la sociedad del primer siglo, las viudas solían depender de la comunidad para su sustento, ya que no contaban con muchas oportunidades para generar ingresos.

Esto hizo que la queja no solo fuera un asunto administrativo, sino también un llamado a la compasión y la justicia. Cuando la iglesia reconoce los conflictos, también tiene la oportunidad de demostrar el amor de Cristo en acción, asegurándose de que todos los miembros sean tratados con dignidad y equidad (Stg. 1:27).

Esta disposición a reconocer posibles errores y trabajar en su corrección es un rasgo esencial de un liderazgo sabio y maduro (Prv. 15:31-32).

Diagnóstico del problema: Identifíca la raíz del conflicto

Los conflictos a menudo tienen raíces más profundas que la queja inicial. En muchos casos, lo que parece ser un problema logístico o administrativo es en realidad un síntoma de cuestiones más complejas, como diferencias culturales, malentendidos relacionales o inequidades estructurales.

En Hechos 6, los apóstoles entendieron que la queja de las viudas helenistas no era solo un problema de distribución de alimentos, sino que reflejaba una brecha cultural y relacional dentro de la comunidad cristiana.

El problema radicaba en una percepción de discriminación dentro de la iglesia. Al respecto Longenecker comenta:

Así, los creyentes de origen griego sentían que sus necesidades no eran valoradas de la misma manera que las de los creyentes hebreos. Este tipo de conflicto puede surgir en cualquier comunidad cuando ciertos grupos perciben que no están recibiendo el mismo trato o que sus preocupaciones no son escuchadas con la misma seriedad. La Escritura nos exhorta a tratar a todos con igualdad y justicia (Hch. 10:34; Ro. 2:11).

Los apóstoles demostraron sabiduría al no limitarse a solucionar el problema de manera superficial. En lugar de simplemente ajustar la logística de la distribución de alimentos, abordaron la raíz del conflicto estableciendo un sistema más equitativo de liderazgo.

Seleccionaron a siete hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, todos con nombres griegos, lo que sugiere que eran de origen helenista. Esta decisión no solo resolvió la cuestión de la distribución, sino que también envió un mensaje claro de inclusión y equidad dentro de la comunidad cristiana (Hch. 6:3-5).

Este enfoque nos enseña que una resolución efectiva de conflictos requiere una evaluación profunda de la situación. Es fácil reaccionar de inmediato a una queja, pero el liderazgo sabio busca comprender qué factores subyacentes están alimentando el problema. Este principio es aplicable a cualquier contexto donde existan conflictos, ya sea en la iglesia, en el trabajo o en las relaciones personales.

En lugar de apresurarse a dar una solución superficial, es crucial tomarse el tiempo para escuchar, analizar y discernir cuáles son las verdaderas causas del problema. Solo así se pueden implementar soluciones que no solo resuelvan la queja inmediata, sino que también fortalezcan la unidad y la confianza dentro de la comunidad.

A. W. Tozer aconseja:

Aplicaciones prácticas para manejar conflictos según Hechos 6:1-7

La Biblia ofrece principios valiosos para manejar y resolver los conflictos de manera efectiva. A partir de Hechos 6:1-7 podemos extraer varias aplicaciones prácticas para gestionar los conflictos de manera justa y eficaz. 

1. Reconocer el Problema y Escuchar a las Partes Afectadas 

El primer paso para resolver un conflicto es reconocer que existe un problema. Hechos 6:1 muestra que el crecimiento de la iglesia trajo consigo desafíos organizativos y que una parte de la comunidad se sentía desatendida.

En la resolución de conflictos, es crucial escuchar las preocupaciones de todas las partes involucradas. Ignorar una queja legítima puede generar resentimiento y división. Siguiendo este ejemplo, los líderes deben prestar atención a las necesidades de la comunidad y no minimizar las quejas de los afectados. 

2. Delegar Responsabilidades y Buscar Soluciones Prácticas 

En lugar de ignorar la situación o actuar con parcialidad, los apóstoles buscaron una solución práctica. En Hechos 6:2-4, los apóstoles reconocieron que su principal llamado era la enseñanza y la oración. Vale la pena citar a MacArthur quien dice: “Hoy día muchos en el ministerio han dejado el énfasis en la oración y en la Palabra de Dios. Se inmiscuyen tanto en los detalles administrativos de sus iglesias que les queda poco tiempo para la intercesión y el estudio”.6

En este sentido, los doce decidieron delegar la tarea de la distribución equitativa de los recursos a otros miembros capaces. Esta decisión demuestra la importancia de delegar responsabilidades en la resolución de conflictos. Confiar en personas con la capacidad adecuada para manejar situaciones específicas es una estrategia efectiva para mantener el equilibrio y la armonía en cualquier organización.

3. Elegir Personas Íntegras para la Solución del Conflicto 

Los apóstoles propusieron que se escogieran “siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría” (Hch. 6:3). Esta elección no se basó únicamente en habilidades prácticas, sino también en el carácter y la vida espiritual de los candidatos. En la resolución de conflictos, es esencial contar con mediadores o líderes que sean justos, sabios y confiables. Un conflicto mal gestionado por personas sin integridad puede empeorar la situación en lugar de solucionarla. 

4. Orar y Buscar la Dirección de Dios 

Después de elegir a los siete hombres, los apóstoles oraron y les impusieron las manos (Hch. 6:6). Esto subraya la importancia de buscar la guía de Dios en la toma de decisiones. En cualquier conflicto, la oración y la dependencia de Dios pueden traer sabiduría y paz al proceso de resolución. Colosenses 4:2 nos exhorta a: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias”.

Conclusión

El resultado de la sabia gestión, en medio del conflicto en Hechos 6 fue positivo: “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén” (Hch. 6:7). Cuando los conflictos se manejan con justicia y sabiduría, no solo se resuelven los problemas inmediatos, sino que también se fortalece la comunidad y se fomenta el crecimiento. Aplicar los principios de este pasaje en la vida diaria puede ayudarnos a resolver disputas de manera justa y efectiva, promoviendo la paz y la unidad en cualquier contexto.

  1. MacArthur, J. (2014). Hechos (R. Acosta, Trad.; p. 177). Editorial Portavoz. ↩︎
  2. Pérez Millos, S. (2013). Comentario Exegético al Texto Griego del Nuevo Testamento: Hechos (p. 453). Editorial CLIE. ↩︎
  3. Garland, D. E. (2017). Acts (M. L. Strauss & J. H. Walton, Eds.; p. 66). Baker Books: A Division of Baker Publishing Group. ↩︎
  4. Longenecker, R. N. (2007). Acts. En T. Longman III & D. E. Garland (Eds.), The Expositor’s Bible Commentary: Luke–Acts (Revised Edition) (Vol. 10, p. 804). Zondervan. ↩︎
  5. A. W. Tozer, The Next Chapter after the Last (Camp Hill, PA: Christian Publications, 1987), 82–83. ↩︎
  6. MacArthur, J. (2014). Hechos (R. Acosta, Trad.; p. 179). Editorial Portavoz. ↩︎

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