La importancia de entender y enseñar la Pascua

Una de las cosas que más me gusta de la cultura mexicana es su riqueza en tradiciones tradiciones, tanto prehispánicas como adoptadas.

Nuestra cultura está llena de tradiciones que aceptamos sin cuestionar. Nos unimos a ellas, ya sea al practicarlas o al adoptar sus ideas, participando en sus celebraciones.

De esta misma manera, las tradiciones religiosas se integran tanto en nuestra vida que no las cuestionamos, solo las seguimos, a veces, sin entenderlas. Una de las tradiciones que no escapa de ser categorizada de esta manera es la Pascua.

La Pascua es considerada una tradición porque es una costumbre social transmitida por generaciones y una de las creencias clave del cristianismo. A pesar de esto, el entendimiento sobre la Pascua no siempre es profundo, o por lo menos la importancia de esta celebración no se encuentra a flor de piel como algo latente.

La Pascua nos muestra por qué el cristianismo es relevante, no solo como una religión, sino como una perspectiva global que nos acerca al Padre y cumple las promesas de Dios para la humanidad.

Por ello, es importante ser diligente en la enseñanza de esta tradición desde su valor histórico y teológico. Es aquí donde radica el reto para los pastores y maestros, ya que, en ocasiones, hay sesgos que evitan enseñar correctamente la conexión de la Pascua desde el judaísmo hasta el cristianismo.



Errores comunes en la enseñanza sobre la Pascua

Algunos miembros religiosos y maestros de Biblia debido a su teología o simplemente un prejuicio irracional evitan tratar la Pascua desde su raíz judía, lo que llega a distorsionar su comprensión.

Y así es muy posible perder de vista mucho de lo que Dios hizo por Su pueblo y cómo eso apunta a la obra redentora de Jesús. Si no se entiende la raíz, la teología sobre la Pascua está incompleta y por lo tanto nuestra participación en sus celebraciones se reduce a una tradición vacía o sin propósito.

Por otro lado, al ser una celebración tradicional, muchos comerciantes aprovechan las fechas para encender su creatividad en la creación de productos específicos o las mismas iglesias generan oportunidades de negocio.

No critico el comercio en estas fechas. A menudo, las ganancias ayudan a sostener ministerios. También permiten que ministros de diferentes iglesias se dediquen al ministerio a tiempo completo.

Sin embargo, el comercio cerca de las fechas y durante las celebraciones es muy visible. Para quienes no conocen bien la Pascua, esto puede llevar a ignorar su significado profundo. Así, pueden formarse una idea superficial basada en lo comercial.

Base bíblica de la Pascua cristiana

Solo podemos entender la Pascua a través de la Biblia, ya que su origen está en el pueblo de Israel. El pueblo escogido de Dios, descendiente de Abraham y Jacob, fue apartado con una misión especial: bendecir a todas las familias de la tierra.

Jacob, quien heredó esta promesa, fue renombrado como Israel, y sus doce hijos se convirtieron en los líderes de las tribus que formarían la nación. Durante una hambruna en Canaán, Jacob y su familia se establecieron en Egipto, donde su hijo José, gobernador bajo el faraón, les proporcionó alimento y tierra.

Con el tiempo, esta familia creció hasta convertirse en un pueblo de millones. Un nuevo Faraón, que no conoció a José, los percibió como una amenaza y los esclavizó, pero Dios, fiel a su promesa, eligió a Moisés para liberar a Israel.

A pesar de las señales y prodigios que Dios realizó en Egipto, el Faraón endureció su corazón, intensificando la opresión. Finalmente, Dios envió las diez plagas, afectando gravemente la economía y sociedad egipcias, hasta que la última plaga, la muerte de los primogénitos, forzó su liberación.

Antes de esta última plaga, Dios instituyó la Pascua, ordenando al pueblo sacrificar un cordero sin defecto y marcar con su sangre los postes de sus casas. También debían comer la carne asada con hierbas amargas y pan sin levadura, y listos para partir.

Aquellas casas con la señal en la puerta serían pasadas por alto cuando el ángel del Señor trajera juicio sobre Egipto. Este evento se convirtió en un acto de fe y en una celebración perpetua para recordar la liberación de Israel y la fidelidad de Dios.

Los símbolos de la Pascua son un patrón de lo revelado en los cuatro Evangelios en el Nuevo Testamento. Ahí se relata lo que conocemos como la “última cena” que Jesús comparte con sus discípulos antes de ser arrestado (Mt 26:17-25; Mc 14:12-21; Lc 22:7-13; Jn 13:1-30).

El Evangelio de Juan, principalmente, hace una vinculación explícita de la crucifixión de Cristo con el simbolismo de la Pascua en cuestiones como el hecho de que las piernas de Jesús no se rompieron, señala así el cumplimiento de Éxodo 12:46 (Jn 19:31-36). Del mismo modo, en la Cena del Señor es Cristo quien sustituye los elementos de la Pascua como símbolo de la redención.

Este simbolismo es tomado por Pablo nuevamente en 1 a los Corintios, donde Cristo es descrito como “nuestra Pascua”, hace alusión al pan con levadura, masa vieja, masa nueva y suma el lenguaje sacrificial, así como la celebración de la fiesta (1 Cor 5:6-8).

En el Comentario de Investigación Lexham sobre 1 Corintios se señala que Pablo ve el lenguaje de la Pascua como la clave hermenéutica para su mensaje. Douglas Mangum señala que al referirse a Cristo como “nuestro cordero pascual” que ha sido sacrificado, representa la vida cristiana como un período de observancia permanente de la fiesta en la que toda levadura debe ser eliminada.

El sacrificio de Cristo se relaciona con los sacrificios del cordero pascual. Esto muestra lo que Dios planeó para el futuro. Del mismo modo que el pueblo de Israel fue liberado de la opresión de Egipto, en Cristo hemos sido liberados de la opresión y condenación del pecado en nosotros. El sacrificio del Cordero de Dios es el acto supremo de Dios de redención.

Estrategias e impacto de una enseñanza correcta de la Pascua

Entender que la Pascua nos recuerda el amor de Dios y también nos muestra los pasos que dio para rescatarnos y unirnos a Él. Esto tiene muchas implicaciones prácticas, pero exploremos algunas para entender cómo la enseñanza de la Pascua puede impactar nuestra vida en Cristo.

Una vida en gratitud a la libertad en Cristo

Del mismo modo que el pueblo de Israel fue liberado de Egipto, nosotros fuimos liberados de la condenación del pecado en la cruz, así como de estar sometidos a la voluntad pecaminosa que nos oprimía antes de ser regenerados.

No somos santos perfectos. Sin embargo, ahora que conocemos la obra de Cristo, valoramos nuestra libertad en Él. Buscamos sabiduría para usar esa libertad y queremos hacerlo según la voluntad del Señor, no según nuestra voluntad pecaminosa.

Eso nos lleva a ser mucho más cuidadosos con los pasos que damos y nos inspira a ser diligentes en el crecimiento de nuestro conocimiento del Señor por medio de Su Palabra.

Alejarse del pecado y la obediencia a Cristo

La celebración de la Pascua también enfatiza la importancia de la purificación espiritual como aquellos judíos que subían a Jerusalén antes de la fiesta para purificarse.

Enseñar bien sobre la Pascua nos ayuda a tener una buena conciencia guiada por el Espíritu Santo. Esto nos permite ver cuando hemos pecado ante el Señor. Debemos arrepentirnos de verdad, transformando nuestra mente.

Así, buscamos primero el reino de los cielos y Su justicia. Todo lo demás vendrá por añadidura. Esto implica una obediencia amorosa a Cristo sin negociaciones.


Ser capaces de mostrar la importancia de la Pascua cambia cómo pensamos sobre estas fechas. También cambia nuestra visión de la vida cristiana. La vemos como una Pascua continua, donde se quita todo el pecado.

Toda enseñanza cristiana siempre apunta a la vida práctica del creyente, por ello es que el que desee enseñar sobre la Pascua debe considerar cómo el entendimiento de la Pascua puede hacernos reconsiderar nuestra vida en Cristo para corregir el camino.