Ideales en Pugna

En algún punto de la vida tenemos esta interrogante: ¿Qué sería de este mundo si todos compartiéramos la misma opinión? Este pensamiento idílico surge cuando hay dos puntos de vista sobre alguna temática en particular: el equivocado y el correcto.

Parte del proceso de aprendizaje del ser humano depende de su entorno cultural, idiosincrasia, ideales y principios forjados durante la infancia y pubertad, lo cual permite que la toma de decisiones vaya más allá de un sistema binario;sino de todas estas variables conforman la cosmovisión de cada individuo. Por esta razón, concluimos coloquialmente que “cada cabeza es un mundo”.

Pero ¿qué pasa cuando el intercambio de ideas rebasa el razonamiento? Una simple interlocución puede pasar a los golpes cuando alguna de las partes se queda sin argumentos; incluso guerras que duraron décadas se suscitaron por la contraposición ideológica.

Por citar un ejemplo. La Guerra de los Treinta Años tuvo en Alemania resultados semejantes a los que antes tuvieron en Francia las guerras de religión. Cada vez más, los príncipes alemanes, y muchos de sus consejeros, utilizaron las diferencias religiosas como excusa para lograr sus propios propósitos políticos. Esto impedía la unidad nacional de Alemania aun en medio de un creciente sentimiento nacionalista, y en consecuencia se fue generalizando la opinión de que los desacuerdos doctrinales no debían llevar a la lucha armada, y que la tolerancia era la política más sabia.

¿Por qué preocuparse por detalles acerca de la doctrina cristiana sobre los cuales es imposible ponerse de acuerdo, cuando hay una razón natural que nos da a conocer lo más importante en relación a Dios y al destino humano? ¿No sería mejor construir una “religión natural” a base de tal razón, y dejar las cuestiones de detalle, y todo lo que proviene de la revelación, a los espíritus más crédulos, fanáticos y oscurantistas?

González, J. L. (2003). Historia del cristianismo: Tomo 2 (Vol. 2, p. 355). Editorial Unilit.

Algunas posturas teológicas liberales surgieron con base en el bien común al intentar frenar las guerras que durante muchos años habían azotado a Europa. Entre ellas está la del teólogo David F. Strauss, quién a través de su obra Das leben Jesu kritisch bearbeitet (trad. La vida de Jesús críticamente elaborada), ponía en duda la deidad y resurrección de Cristo. Si bien la intención de estas proposiciones era fortalecer el deseo nacionalista de unificación en muchos de los reinados del siglo XVIII y XIX, la historia nos trae a la memoria que una uniformidad de pensamiento no había funcionado en siglos atrás durante el Imperio Bizantino.

Al mismo tiempo, Dios levantó a un hombre para contrarrestar esta ideología a través de una vida dedicada al estudio bíblico, la devoción y la santidad.

Johann Peter Lange escribió Das Leben Jesu, Nach Den Evangelien Dargestellt (Trad. La vida de Jesús, presentada según los Evangelios) para refutar las posturas teológicas de Strauss, convirtiéndose así en uno de los opositores más intransigentes del racionalismo y el escepticismo alemanes.

Lange se caracterizó por exponer sus puntos de vista con moderación, con un espíritu cristiano y amable; se esforzó por espiritualizar e idealizar doctrinas y hechos para hacerlos más plausibles a la razón ilustrada.

El prefacio del Evangelio de Mateo del Comentario Lange a la Sagradas Escrituras comenta sobre Johann Peter Lange:

El Dr. Lange es indudablemente uno de los teólogos más hábiles y puros que ha producido Alemania. Es un hombre de un genio poco común y una variada cultura, santificado por una profunda piedad y consagrado al servicio de Cristo. Personalmente es un caballero cristiano de lo más amable, afable, afectuoso, modesto, sencillo y sin tacha en todas las relaciones de la vida. Combina una inusual variedad de dones y sobresale como teólogo, filósofo, poeta y predicador. Abunda en ideas originales y, aunque no siempre convincentes, son siempre frescas, interesantes y estimulantes.

Schaff, P. (2023). PREFACIO. En P. Shaff (Trad.), El Evangelio según Mateo. Editorial Tesoro Bíblico.

¿A qué punto llegamos? A lo largo de la historia siempre habrá opositores de la fe y muchos más que desearán imponer su ideología en beneficio de un bien común.

Si bien no hemos sido llamados a tomar las armas, pues nuestra lucha no es contra carne y sangre, el apóstol Pedro nos llama a estar “preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza… con mansedumbre y reverencia.” 

Entendemos que desde la caída de Adán y Eva, vivimos en un mundo caído, y en consecuencia la humanidad siempre estará inclinada a desobedecer la voluntad de Dios; pero mientras haya un justo que proclame la bondad de Dios y se contraponga a la diversidad de ideologías para defender la verdad del Evangelio, habrá esperanza para que muchos sean persuadidos por la Verdad y sean libres.