Como pastor, es común escuchar a hermanos de la iglesia venir con dudas sinceras. ¿Qué es la predestinación? ¿por qué debo bautizarme? o ¿qué significa la Cena del Señor? Sin embargo, no he encontrado una persona con preguntas más profundas y complicadas que las de mi hijo de 7 años.
Justo antes de dormir o en el camino a casa después de la escuela he escuchado preguntas teológicas y existenciales como: Papá, ¿cómo Dios puede estar en todos lados? ¿Por qué Dios no quiso que hubiera oxígeno en el espacio? o ¿te has imaginado cómo es el cielo? En algunas ocasiones ni siquiera son preguntas; son declaraciones lógicas de lo que piensa acerca de la Trinidad (algunas un tanto heréticas), o de lo que piensa que es la iglesia. Él no está pensando en escribir una teología sistemática; sino quiere entender lo que ha escuchado en la iglesia o lo que escucha de sus padres.
Es por eso que quisiera resaltar el valor de los credos y confesiones para la iglesia hoy y cómo nos encontramos ante un valioso recurso para conocer y ahondar en nuestra fe.
¿Qué son los credos y las confesiones y por qué son importantes?
Tanto los credos como las confesiones son declaraciones de fe hechas por un individuo o un grupo ante Dios y otros creyentes.
Los credos manifiestan declaraciones doctrinales que se creen por parte de la persona o grupo de una manera condensada. Por otra parte, las confesiones testifican una verdad teológica que no sólo es afirmada, sino que se designa como la forma de vida del que la suscribe, de tal manera que las confesiones describen lo que se considera tanto la ortodoxia como en la ortopraxis.
A lo largo de la historia de la iglesia, los creyentes han diseñado y adoptado credos y confesiones que reflejan sus convicciones. Muchas de ellas surgen en el contexto de un tema de debate de su época y las confesiones resultan ser las respuestas precisas de creyentes que han buscado dar solución al debate y contrastarlo con el error.
Sin embargo, no debes pensar que eran simples respuestas teológicas.
Las confesiones daban dirección a la iglesia de su tiempo y a aquellos que vendríamos después para vivir vidas de acuerdo a la revelación de Dios en las Escrituras.
Estos credos daban dirección y fundamento a la iglesia mediante declaraciones memorables. Es por esta razón que debemos ver cuán importantes son éstas no sólo en la historia, sino para nuestras propias vidas.
El Diccionario Bíblico Lexham señala lo siguiente: “El cristianismo siempre ha sido confesional: sus seguidores han estado relacionados con la reflexión teológica y la adoración, lo que ha resultado en varias confesiones de fe.”
Piensa un momento en pasajes como 1a de Timoteo 3:16, que nos muestra un credo denominado como el “misterio de la piedad”:
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Él fue manifestado en la carne,
Vindicado en el Espíritu,
Contemplado por ángeles,
Proclamado entre las naciones,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
(1 Timoteo 3:16, NBLA)
De manera condensada vemos la obra de Jesús en Su encarnación, Su resurrección, la adoración y proclamación que recibe en el cielo y en la tierra, la fe en Él y su ascensión a la gloria. Estos no eran meros recordatorios teológicos sino era la base de la doctrina y de la práctica de la iglesia, que es columna y baluarte de la verdad (1 Ti. 3:14-15). Este misterio que había estado oculto, ahora había sido revelado por Dios para que su pueblo viviera de manera diferente.
Este pasaje junto a otros como Romanos 10:9; 1a a los Corintios 15:3-4; 1a de Juan 5:1 y Filipenses 2:10-11, por decir algunos, nos dan testimonio de que la iglesia del primer siglo adoptó párrafos condensados llenos de doctrina. Por lo que debemos de tener claro que los credos y confesiones hacen no sólo un énfasis en la doctrina sino en la práctica del creyente en su andar diario.
Sin embargo, esto no fue una actividad única de la iglesia del primer siglo. Muy temprano en la historia vemos que los padres de la fe, como Ireneo, Tertuliano y Orígenes, comenzaron a elaborar documentos para guiar a la iglesia frente a “todo viento de doctrina” (Ef. 4:14). Algunos de ellos fueron fieros defensores de la ortodoxia y es por eso que hoy doctrinas como la Cristología y la Trinidad tienen precisión ante un mundo que buscaba soluciones lógicas a la revelación de Dios.
No obstante, no quiere decir que estas confesiones fueran perfectas. Eran la búsqueda de la precisión teológica en defensa de la verdad de las Escrituras. Por lo que vemos cómo, a medida que las incógnitas siguen surgiendo, las confesiones también.
Es por eso que debemos hacernos la siguiente pregunta:
¿Por qué debo confiar en confesiones históricas?
Nicolás Lammé, escribe en su libro “Una mente cristiana” lo siguiente:
“Sólo leer la Biblia no es suficiente. Tenemos que interpretarla también. Las confesiones (incluyendo los catecismos) son interpretaciones sistemáticas de todo el consejo de Dios. Las confesiones no incluyen todas las doctrinas posibles, sino solamente las más importantes y básicas.”
Las confesiones históricas son importantes para la iglesia y su historia pero también para nosotros en la actualidad. El libro de Eclesiastés dice que “no hay nada nuevo debajo del sol” (Ec. 1:9). Por lo que, las confesiones nos ayudan a cuidar los límites de la ortodoxia y de nuestro entendimiento de las Escrituras.
Por ejemplo, cuando se desarrolló la confesión de Westminster de 1647 “El objetivo principal de la Asamblea de Westminster era estructurar un sistema de gobierno eclesiástico y adoración pública, que pudiera unificar los reinos de Inglaterra, Escocia e Irlanda.”, por lo que su intención se concentró en la unidad de la iglesia y desarrollaron no sólo la confesión sino el catecismo mayor y menor para su distribución y estudio en las iglesias de la región.
En ese contexto, el puritano Richard Baxter animó a los pastores a tomar el catecismo, consecuencia de la confesión como un medio de discipulado de las familias de su congregación. Él dijo:
“Comprometa al cabeza de cada familia para que convoque a la suya a repetir cada día del Señor lo que han aprendido del catecismo, y continúen con esta práctica hasta que lo hayan aprendido perfectamente. Cuando lo hayan hecho, que continúen recitándolo regularmente para no olvidarlo, porque, incluso para los más juiciosos, ayudará a tener en la memoria el resumen de la fe cristiana en cuanto a contenido, método y palabras.”
Por lo que debemos de considerar que las confesiones y los credos no fueron escritos para los intelectuales sino para la iglesia.
¿Cómo usar los credos y confesiones?
Como vimos, estos credos y confesiones deben ser de uso práctico. Es posible que en tu iglesia también tengan algo parecido. Muchas congregaciones establecen una declaración de fe o un pacto de membresía que establece lo que, como iglesia local, creen en cuanto a la doctrina y la fe. En ese sentido, muchos adoptan o se adhieren a una confesión histórica para referir que su ortodoxia precisamente es a una fe histórica.
Esto tiene varias ventajas dado que establece que la iglesia que la adopta no pone su confianza en el último hit teológico sino que busca preservar la enseñanza tal y como ha sido enseñada en el pasado. Además, supone que ha estudiado las Escrituras y ha llegado a las mismas conclusiones que los creyentes del pasado porque la Biblia tiene una misma interpretación.
Por otro lado, algunas iglesias rehúsan adherirse a una confesión histórica no porque estén en contra de lo que establece una confesión sino porque una sola confesión no abarca todo lo que creen o tienen diferencia de opinión en una o más doctrinas. Normalmente esto puede suceder con doctrinas donde hay debate como la escatología o aquellas que distinguen a una denominación de otra.
Es por eso que algunas denominaciones han desarrollado sus propias confesiones y las iglesias adjuntas a éstas se adhieren a esas confesiones en particular. Por lo que, adherirse a una confesión nos ayuda a mantener la sana doctrina a través de los tiempos. Pablo exhortó a Timoteo cuando le advirtió de los falsos maestros a perseverar en las Escrituras y en lo que había aprendido con el fin de ser un hombre equipado para toda buena obra (2 Ti. 3:14-16).
Así que, el punto de tener una confesión no se encuentra en la confesión misma sino en el cuidado que tenemos de las Escrituras. Un credo no reemplaza la Biblia sino que nos ayuda a volver a la Biblia. Cuando leas un credo, una confesión o un catecismo no olvides leer los versículos de referencia porque esos son los inspirados. Debemos recordar que las confesiones han sido instrumentos desarrollados por hombres de Dios con el fin de ayudar a la iglesia a sintetizar y memorizar lo que la Biblia enseña.
Por lo que si todavía te encuentras renuente a estudiar una confesión o adoptar una, quisiera animarte a ver la bendición que hay en ellas y el peligro de correr sin ellas. Robert Martin―escribiendo sobre la legitimidad de las confesiones―cita a Miller;
«Los hombres raramente se oponen a los credos hasta que los credos se oponen a ellos». Puede que haya aspectos con los que no estemos de acuerdo por la interpretación de un texto por parte de una confesión, pero si nuestro necio corazón está luchando contra las verdades bíblicas debemos prestar atención (Jer. 17:9). Solo la sana doctrina nos llevará a la santidad.
El valor de los Credos para la familia y la vida cristiana
Dadas estas razones, te animo a hacer de los credos, confesiones y catecismos derivados de estos, parte de tu vida práctica. Muchas veces los programas de discipulado actuales, aunque son prácticos, pierden de vista la doctrina que fundamenta la práctica de las Escrituras. Por otro lado, la riqueza que vemos en los catecismos clásicos que usaban el Credo de los apóstoles o los diez mandamientos, vinculaban la doctrina con la vida diaria haciendo uso de disciplinas como la memorización y el aprendizaje colectivo.
Libros como “El Catecismo de la Nueva Ciudad” de Editorial Poiema, nos ayudan a conectarnos con varias de esas confesiones históricas y ver de manera práctica y actual la sana doctrina. Varios hermanos de nuestra iglesia lo han usado de manera sistemática dado que tiene una estructura de preguntas y respuestas que se pueden memorizar para ayudarnos a recordar lo que la Biblia enseña sobre Dios, la caída, la redención y crecer en gracia. De hecho, está estructurado como para estudiar una pregunta por cada semana del año.
No obstante, cualquier confesión que puedas usar para tu aprendizaje debe ser usada para crecer en piedad. Donald Whitney declaró refiriéndose a la disciplina del aprendizaje: “No aumentaremos mucho en la piedad si no sabemos mucho de lo que significa ser piadoso. No seremos más como Cristo si no conocemos más acerca de Cristo”.
Por lo que es importante que no pienses que esto es solo para hacer crecer tu conocimiento, sino tu amor por el Señor. Esto nos debe alentar a ser esposos, padres, profesionistas y pastores devotos de la sana doctrina para vivir piadosamente (Tit. 2:11-14; 1 P. 2:11-12).
Juan Sánchez escribe en su libro “Oye, Hijo mío” una orientación respecto al uso de catecismos en la crianza de los hijos:
“Un catecismo es un método de instrucción…Haces la pregunta y el niño responde. Lo importante es que se enseñe a los niños sobre categorías doctrinales. Al hacerlo, esto empieza a ayudar a los niños a desarrollar un marco para entender a Dios, Sus caminos y Sus obras. Empecé a hacerlo mientras les cambiaba los pañales a mis hijas. ¡Tenía una audiencia cautiva! Después, empecé a usar la hora del baño para hacer las preguntas…¡aprovecha todos los momentos!”
Dios nos ayude a considerar usar estas confesiones y credos para conocer más al Señor y vivir para Su gloria.
- Hasel, Frank M. 2014. «Creeds and Confessions». En Diccionario Bíblico Lexham, editado por John D. Barry y Lazarus Wentz. Bellingham, WA: Lexham Press.
- Ibid.
- Lammé, Nicolás. 2012. Una mente cristiana. Guadalupe, Costa Rica: CLIR.
- Alvarado, Alonzo Ramírez, trad. 2010. Los estándares de Westminster y la forma de gobierno de Westminster. Guadalupe, Costa Rica; San Juan, Puerto Rico: CLIR; Sola Scriptura.
- Baxter, Richard. 2020. El Pastor Reformado: Mostrando la naturaleza del trabajo pastoral. Traducido por Manuel Bento Falcón. Manuel Bento Falcón.
- Martin, Robert Paul. 2011. «Introducción: La legitimidad y el uso de las confesiones». En Esto creemos: Confesión Baptista de Fe de 1689, Cuarta edición revisada, 17. Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.
- Whitney, Donald. 2016. Disciplinas Espirituales para la Vida Cristiana. Carol Stream, Illinois, EEUU: Tyndale House Publishers, Inc.
- Sánchez, Juan y Jeanine. 2022. Oye, hijo mío: Una guía práctica para criar a tus hijos en el Señor. Nashville, TN: B&H Publishing Group