¿Cómo conversar con un escéptico? — Aprende el arte de la conversación

En las vacaciones de Navidad, vi Bumblebee, que es una divertida entrega de la franquicia de Transformers. En la escena final, después de que el bien triunfó sobre el mal, el novio potencial de la protagonista, Memo (Jorge Lendeborg Jr.), intenta coger la mano de la heroína, Charlie (Hailee Steinfeld). Pero Charlie sonríe y aparta la mano de Memo. Dice algo así como: “No. No estoy preparada”. Es una buena manera de terminar la película porque tenemos la tensión no resuelta entre Charlie y Memo. ¿Se convertirán en pareja? A estas alturas, no lo sabremos. Pero al mismo tiempo, muestra el dilema al que se enfrenta Memo.

Ahora mismo está atrapado en la temida friendzone [“zona de amistad”]. Desde ella, si exagera sus intenciones románticas, la alejará. Pero si subestima sus intenciones románticas, perderá la oportunidad de salir con ella. Tal vez a ella le hubiera encantado ser su novia, si hubiera tenido el valor de pedírselo. Esto es similar al dilema que muchos de nosotros enfrentamos como cristianos. ¿Cómo podemos hablar con nuestros amigos no creyentes y escépticos sobre cosas importantes? Ahora mismo, estamos en una friendzone similar. Pero queremos que sean más que nuestros amigos. Queremos que también tengan la oportunidad de conocer, amar y adorar a Jesús. Pero si exageramos en este tema, corremos el riesgo de alejarlos. Puede que nunca quieran volver a tener otra conversación incómoda con nosotros. Pero si le restamos importancia, nuestros amigos nunca tendrán la oportunidad de oír hablar de Jesús. Tal vez habrían creído con gusto en Jesús, si tan solo se lo hubiéramos dicho, ¡pero no lo hicimos!

Aprende el arte de la conversación

¿Alguna vez te has encontrado hablando del tiempo y te has preguntado por qué? ¿Por qué estamos tan obsesionados con preguntar al otro sobre nuestro fin de semana? ¿Por qué la gente siempre me pregunta qué planes tengo para las vacaciones? ¿O por qué me dicen que salude a mi mujer y a mis hijos, cuando podrían coger el teléfono y hacerlo ellos mismos? Para entenderlo, hay que comprender que una conversación tiene capas, como las capas de una cebolla:

Por lo general, las conversaciones comienzan en la capa externa de los intereses. “¿Qué has hecho el fin de semana? ¿Qué estás viendo en Netflix? ¿Qué planes tienes para las vacaciones? ¿Qué asignaturas vas a cursar? ¿Qué esperas hacer en el trabajo? ¿Cuál es tu equipo favorito de fútbol? ¿Qué películas te gusta ver? ¿Dónde está tu casa?”.

Eso es porque, en esta capa, las respuestas serán descriptivas. Se limitan a dar detalles sobre afirmaciones que constan de hechos que, en general, son fáciles de verificar. Por ejemplo: si te pregunto qué planes tienes para las vacaciones, y me respondes que piensas ir a pescar a Michigan, no voy a decir: “¡no estoy de acuerdo!”. Si te pregunto qué estás viendo en la televisión, y tu respuesta es Juego de Tronos, no voy a decir: “no, no te creo; ¡estás mintiendo!”. Y si te pregunto qué películas te gusta ver, y me comentas que te gustan las de James Bond, no te voy a decir: “¡no, no es cierto!”. O si te pregunto cuál es tu equipo favorito de fútbol, y me dices que son los Osos de Chicago, no voy a decir: “creo que te equivocas en eso”. En consecuencia, esta es una capa segura para las conversaciones. La conversación será civilizada y habrá pocas posibilidades de desacuerdo.

Pero en la capa intermedia, entramos en el mundo de las declaraciones de valores. Hacemos afirmaciones sobre preferencias, ética, valor y belleza. Por ejemplo: en esta capa, nuestro amigo podría decir: “pescar es algo cruel para los peces”. O el comentario podría ser: “hay demasiada misoginia en Juego de Tronos”. O también: “las películas de James Bond son mejores que las comedias románticas”. O: “el fútbol de la NCAA es superior al de la NFL”. En esta capa, las declaraciones son prescriptivas. Tienen un sentido del deber. Describen afirmaciones evaluativas que, en general, son difíciles de verificar inmediatamente.

En consecuencia, habrá una alta probabilidad de desacuerdo. Es posible que quieras tomar el lado opuesto del argumento: la pesca no es cruel, Juego de Tronos es sobre el empoderamiento femenino, las comedias románticas son mejores que James Bond y la NFL es mejor que la NCAA. Por eso nos resulta difícil mantener conversaciones sobre asuntos de peso. No es porque nos falte valor, ni porque nos falten oportunidades, sino porque, en general, estas conversaciones acabarán mal. Habrá puntos de vista contradictorios. Y hay amistades en juego. Pero si eso es lo suficientemente desafiante, espera a que lleguemos a la capa central de las conversaciones, donde empezamos a hablar de la visión del mundo. Aquí hacemos afirmaciones sobre lo que creemos que es la propia realidad. ¿Existe Dios? ¿Hay vida después de la muerte? ¿Son los humanos buenos o malos? ¿Somos individuos o un colectivo? ¿Existe el libre albedrío? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Es esto todo lo que hay? Por ejemplo: en esta capa, nuestro amigo podría decir: “la pesca es cruel porque no hay diferencia entre un pez y un ser humano”. O el comentario podría ser: “Juego de Tronos, nos muestra que el arco de la historia finalmente se inclina hacia la libertad”. O que: “las películas de James Bond solo hacen sentido si crees en el bien contra el mal, pero yo creo que no existe tal cosa”. O podrían decir: “la NCAA es superior porque los jugadores juegan en equipo, mientras que la NFL es demasiado individualista”.

Nuestras visiones del mundo son la sala de máquinas que generan e impulsan nuestros valores. Son las lentes interpretativas de cómo entendemos el mundo de los hechos. En consecuencia, si tenemos visiones del mundo diferentes, no solo estamos en desacuerdo, sino que nos desconectamos. Estamos sentados en dos cimas diferentes, con dos formas distintas de entender la realidad, dos maneras distintas de interpretar las pruebas. Por ejemplo: si nuestro amigo no cree en la vida después de la muerte, entonces podría tener mucho sentido maximizar la cantidad de felicidad en esta vida. O si cree que los humanos son una especie más de vida en esta tierra, tiene sentido no privilegiar nuestra especie sobre la de otra. Entonces, ¿qué tiene que ver todo esto con el arte de la conversación? En primer lugar, podemos aprender a reconocer en qué capa estamos. No hay que tener miedo a la llamada charla trivial.

La charla trivial no es más que una conversación que está en la capa exterior de los intereses. Suena superficial, pero funciona como un área segura para la conversación, que no conducirá a desacuerdos o conflictos. En segundo lugar, si somos buenos escuchando y nos ganamos la suficiente confianza mientras hablamos de intereses, poco a poco, las personas con las que hablamos trasladarán la conversación al plano de los valores. Puede que incluso trasladen la conversación a la capa de las visiones del mundo.

Un amigo mío que estaba entrenando como capellán de un hospital me dijo que una persona en realidad dejará caer pistas de que está lista para pasar la conversación al siguiente nivel. Nuestro trabajo es escuchar atentamente, captar las pistas y simplemente animarlo a continuar diciendo cosas como “cuéntame eso” o “¿cómo te hizo sentir eso?”. Eso les dará la confianza de llevarnos al siguiente nivel. En tercer lugar, funciona a la inversa, nosotros mismos podemos tomar la iniciativa para llevar la conversación al siguiente nivel. Lo hacemos simplemente haciendo preguntas. Por ejemplo: si les preguntamos qué han hecho el fin de semana, y nos dicen que han jugado al baloncesto, estamos en la capa de intereses de la conversación. Pero si luego preguntamos: ¿por qué juegas al baloncesto los fines de semana? Para responder a esta pregunta, tendrán que pasar al nivel de los valores. Podrían decir: me mantiene sano. Y luego, si preguntamos: ¿por qué valoras tanto la salud? Para responder, tendrán que pasar a la capa de visión del mundo. Y, podrían decir: solo se vive una vez, así que quiero vivir el mayor tiempo posible. O, en cuarto lugar, podemos pasar directamente a la visión del mundo. De la misma manera que preguntas como “¿qué hiciste el fin de semana?”, inmediatamente conducir la conversación de la capa de intereses, a preguntas sobre la visión del mundo. Por ejemplo: prueba con estas preguntas: “¿tienes una fe?, ¿cuál es la religión con la que te criaron tus padres? ¿oran?”.

He descubierto que estas preguntas son seguras porque, en apariencia, siguen siendo descriptivas. Simplemente estamos haciendo una pregunta sobre los hechos. Pero, por otro lado, invitan a la persona a compartir su visión del mundo —en particular sus puntos de vista sobre lo espiritual y lo sagrado— con nosotros. Me he dado cuenta de que, cuando hago esto, a veces la persona mostrará que simplemente no quiere hablar de esto. Y no pasa nada. Les hemos ofrecido la oportunidad de hablar de las cosas que les importan y aun no han querido abrirse a nosotros. Pero en muchas otras ocasiones, he comprobado que la gente agradece la oportunidad de hablar de las cosas más profundas y valiosas para ellos.


Acerca del libro “¿Cómo conversar con un escéptico?”

Sam Chan (PhD, Trinity Evangelical Divinity School) es el principal mentor y formador de EvQ School of Evangelism, un ministerio de City Bible Forum. Residente en Australia, es autor de varios libros, entre ellos Evangelism in a Skeptical World y How to Talk About Jesus (Without Being That Guy). En ellos, Sam explica cómo compartir a Jesús tanto en el ministerio vocacional como en la vida cotidiana. Participa en conferencias por todo el mundo sobre narración de historias, apologética y la práctica de la evangelización en una cultura poscristiana.

En ¿Cómo conversar con un escéptico?, Sam Chan le enseña a caminar por la cuerda floja ofreciéndote diez sabios consejos para mantener el equilibrio. Escuche bien. Hable con persuasión. Aprenda a ser hospitalario. Revele con delicadeza los agujeros en la visión del mundo de su amigo. Adquiera sabiduría sobre cuándo hablar y cuándo escuchar. Con la ayuda de Chan, puede conservar a sus amigos mientras es un testigo fiel de Cristo.

Este libro forma parte de la serie Preguntas interesantes para mentes Inquietas. Cada libro se enfrenta a preguntas difíciles con honestidad y claridad, para que usted pueda pensar sabiamente, actuar con convicción y parecerse más a Cristo.

Editado por el reconocido D. A. Carson, los 17 volúmenes de la serie cubren una amplia gama de temas centrados en cuestiones críticas con las que muchos cristianos luchan hoy en día.

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