¿Y qué de la IA?

¿Qué debemos de pensar acerca de la Inteligencia Artificial (IA)? En el ámbito cristiano, las reacciones han variado desde la sospecha hasta la condena.

Recientemente, cuando mencioné la IA en una conversación, un hermano me miró con recelo y advirtió: “¡Hermano, eso es del diablo!”

Las reacciones a esta última tecnología son previsibles. Cada avance tecnológico significativo ha generado desconfianza. Cuando se inventó la imprenta, hubo resistencia por parte de la Iglesia temiendo que esta propagaría la herejía. 

Asimismo, la invención de la computadora provocó temores apocalípticos: la computadora controlaría al hombre, el cual se convertiría en una víctima de este titán cerebral. Además, se temía que muchos empleos serían desplazados y que la inteligencia y creatividad humana se sufriría al crear una sobre-dependencia en la máquina.

Toda tecnología es un arma de doble filo, puede proteger o destruir. Cuando cae en manos malas, es utilizado para avanzar el mal, los intereses egoístas; pero, en buenas y discernidas manos, produce maravillosos avances e inimaginables beneficios. 

A diferencia de la Edad Media, cuando la ciencia se consideraba “conocimiento profano” y la Iglesia confiscaba libros contrarios a sus perspectivas, el cristiano bíblico entiende que el progreso científico está alineado con la “comisión cultural” recibida en el Jardín del Edén. 

Dios instruyó al hombre a “sojuzgar, y señoread” sobre toda la creación, la misma palabra “sojuzgar” se traduce en otros contextos como “someter”, tal como el pueblo de Dios sometió la tierra mediante la conquista. Dios llama al hombre a conquistar la tierra para beneficio de la humanidad, y todo avance que potencie ese avance y beneficia a la sociedad, debe valorarse antes de rechazarse. 

Sin embargo, incluso la creación, que proclama la gloria de Dios, ha sido limitada y corrompida por el pecado. Por tanto, debemos interactuar con ella con discernimiento. Lo mismo se aplica a la tecnología IA. Antes de tacharla de mala, debe considerarse como un avance que puede traer múltiples beneficios a la humanidad. 

El área de servicios de salud mental es uno de tantos ejemplos de esto, existen muchas personas que no tienen acceso a ella por falta de recursos, estigma, o barreras geográficas. Recientemente, una organización preparó un pequeño programa basado en IA. Este programa ha provisto un contexto donde la gente se siente en confianza de compartir y está disponible las 24 horas del día. Ejemplo de beneficios como estos abundan, para individuos, empresas, gobiernos, etc.

Ahora bien, la lección es esta: no debemos de tragarnos cada tecnología sin análisis previo. La inteligencia artificial no debe convertirse en una fuente canónica de verdad, desplazando a los libros como recursos arcaicos rumbo a la inutilidad. Debemos de consultar fuentes confiables y evitar ser dogmáticos simplemente porque lo dijo una Inteligencia Artificial.