¿El descanso es una actividad espiritual?

Un tema ampliamente valorado en la sociedad actual es el descanso, debido a que vivimos en un mundo caótico que todo el tiempo está en movimiento. Si estás en los negocios, reuniones virtuales y presenciales; si eres estudiante, tareas, proyectos y mensajes de texto; si estás en el ministerio, reuniones con el staff, una consejería por aquí, otra consejería por allá, etc. Para todos: el celular no deja de notificarnos que algo requiere de nuestra atención. ¿Y qué hay de las notificaciones del Espíritu que nos aconsejan frenar? 

Hoy pareciera que detenerse está prohibido. En medio de esta hiperconexión y actividad, cuándo volteamos a leer las Escrituras nos damos cuenta de que algo como esto no era del todo el ritmo de Jesús. 

Jesús podía pasar todo un día hasta muy tarde sanando gente y predicando el evangelio (Marcos 1:32-39). Pero también sabía apartarse de la multitud para encontrar descanso en la presencia del Padre. Y cuando sus discípulos iban con Él con la ansiedad de un  “todos te buscan”, simplemente respondía “vamos a otro lugar” (en el contexto de Marcos, podemos ver que Jesús tenía ya una cita con un leproso al que sanaría).

En repetidas ocasiones, en la Biblia podemos ver esta dinámica en la vida de Jesús. Días muy ocupados, una gran cantidad de gente queriendo recibir algo de Él; pero también un Jesús que por nada del mundo descuidaba su relación con el Padre. 

¿Qué tiene que ver esto con el descanso? Vivimos en un mundo que de una forma implícita nos ha prohibido detenernos, y como resultado tenemos en las iglesias pastores demasiado cansados como para cuidar su relación personal con Dios. Ministros con agendas tan llenas que están siempre dandose por los demás, pero rara vez escuchando. Y lo que es aún más extraño hoy día: ¡esos pastores disfrutando un sermón!

Anhelamos el verano porque suena a vacaciones, esperamos su llegada con la esperanza de que podamos tener unos días de alto total para recargar nuestras baterías, para después “pelear la buena batalla”. ¿Alto total? ¿Solo así se descansa realmente? Hacer alto total es bueno; el descanso físico es de inmensa bendición. Si me lo preguntas a mí, yo hubiese preferido escribir esto desde un camastro en la playa y no desde mi escritorio. Pero el anhelado alto total durante algunos días jamás alcanzará para el alma, cuyo descanso total proviene de una relación continua y fluida con el Padre.

La palabra descanso en realidad está más relacionada con nuestra edificación de lo que pensamos. Hay veces en las que lo más espiritual que podemos hacer es orar y luego tomar una siesta. Habrá días en los que decir que no a un par de actividades para pasar tiempo con nuestra familia y tener energía para nuestro tiempo de estudio personal será una enorme muestra de madurez espiritual. El descanso es una actividad espiritual que “suma” a nuestra edificación.

Un pastor puede ser eficiente en el ministerio sin descuidar sus horas de sueño o sacrificar a su familia, del mismo modo que puede descansar sin descuidar su relación con el Señor ni abandonar el amor por su iglesia local. Esta maravillosa amalgama entre actividad y descanso comienza por entender que no podemos hacer todo, todo el tiempo. 

Veámoslo de esta manera: un elemento vital en la música es el ritmo, esa maravillosa combinación de vibrantes y fugaces notas en diversas escalas que se entrelazan con pequeñas pausas que dan descansos. Esas pequeñas pausas permiten a los intérpretes tomar aire suficiente para cantar con precisión, y ejecutar a la perfección las melodías que tanto disfrutamos. 

Tal como en la música, el ministerio implica momentos de gran actividad y esfuerzo, pero también requiere pausas que nos permitan “tomar aire”. La solución es sencilla (no fácil, lo sé): pero necesitamos ordenar nuestras prioridades.

En su carta a los Efesios, el apóstol Pablo dedicó grandes esfuerzos en sentar las bases de nuestra relación con Dios. Hemos sido salvados, aceptados, perdonados, escogidos en Él. Dios nos ha hecho cercanos y nos ha hecho la familia que de Él toma nombre y apellido; ha equipado a sus hijos con dones y talentos para la edificación de su Iglesia, y nos ha dado el privilegio de ser sus hijos. Después de establecer esto, en los capítulos finales de su carta, Pablo comienza a dar instrucciones para que tomemos acciones, una respuesta a lo que Dios ya ha hecho. Una de las acciones que Pablo instruye a los cristianos a hacer es esta: “Sé lleno del Espíritu de Dios”.

No hace falta ser un genio para entender que algo lleno, es algo que tiene mucho de algo. El llamado básicamente puede entenderse como “tener mucho de Dios en mí”. El asunto aquí es que todos los días nos llenamos de algo, la pregunta es ¿de qué?

Estamos llenos de actividades, de entretenimiento, de comida, incluso de estudios bíblicos o actividades relacionadas con la iglesia, es más, hasta estamos llenos de vacaciones planeadas con anticipación. Pero ¿estamos llenos de Dios? Si no estamos llenos del Señor, no tendremos la energía ni la motivación suficientes para hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer. 

Pero más delicado todavía: si no estamos llenos de Dios no tendremos la motivación correcta para disfrutar aún del descanso.

Nadie nos va a dar el tiempo que necesitamos para estar llenos de Dios. Es un asunto de prioridades, de reordenar lo importante por sobre lo necesario o urgente. Ordenemos nuestras prioridades y seamos fieles a ello. Aparta tiempo para llenarte de Dios y comprométete con fidelidad. Es allí donde el descanso y la edificación se unen. Si tengo una agenda tan llena que no hay lugar para llenarme de Dios, algo estoy haciendo mal. No demos el máximo ahorita para tronar después. 

Si este es tu caso entonces detente, arrepintámonos de prioridades desordenadas y seamos llenos del Espíritu por medio de su Palabra que nos transforma. 

Dato Logos:

La colección Palabra que transforma es una selección de títulos con gran contenido teológico, pero de lectura sencilla y que aborda distintos temas vitales de las Escrituras como la oración, el desánimo, la unidad de la iglesia, etc. Es un recurso ideal para una lectura ligera en este verano.