Persevera y triunfarás…

Cuando el industrial australiano Thomas Sutcliffe Mort empezó su aventura por resolver el problema de la refrigeración para exportar carne desde Australia hasta Gran Bretaña, nunca se imaginó que lograr ese sueño le tomaría 27 años de su vida.

Apenas vivió para ver zarpar el primer cargamento de carne refrigerada, aunque lamentablemente murió antes de saber si el paquete había llegado bien a su destino. Sin embargo, eso no le importó porque él ya se sentía un triunfador, una muestra de ello es que en su antigua casa se encuentran pintadas al menos veinte veces estas palabras: “Persevera y triunfarás”.

No hay herramienta más eficaz para no rendirnos ante las circunstancias más difíciles de la vida que la perseverancia, la única cualidad que nos lleva a transformar nuestros sueños y anhelos en planes de acción que nos mantienen firmes hasta el final.

En el Nuevo Testamento, un hombre que supo muy bien de este tipo de perseverancia y que llegó hasta el fin de sus vidas sin rendirse a pesar de sufrir una oposición violenta e impecable en todo lo que hacía, fue Pablo.

Pablo soportó graves padecimientos físicos, fue azotado, apedreado y encarcelado. Padeció incluso sufrimientos psíquicos, cuando era seguido constantemente por falsos profetas que buscaban contradecir sus enseñanzas y calumniarlo. Aunque no recorrió un camino fácil para cumplir el mandato de Dios, se sintió triunfador hasta el fin de sus días.

En Filipenses 1:12-14, Pablo escribió desde la cárcel: “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor“.

A través de sus dificultades y sufrimientos y a pesar de no ver todos los resultados de su lucha, Pablo conoció el resultado de una vida bien vivida para Cristo. Había entregado su vida plenamente, confiando en Dios para todo. ¿Estás viviendo una vida de perseverancia como la de él?

Si aún no, te invito a que no te pierdas la segunda parte de mi mensaje NUNCA TE RINDAS.

Con mi bendición en Cristo Jesús,
Tu pastor y amigo,
Erick Zaldaña