Cuando Dios vino a Abraham, a quien se le conoce como “el padre de los fieles” (ver Romanos 4:16), le habló sobre el futuro. Dios le dijo: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Yo haré de ti una nación grande. Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan; y en ti serán benditas todas las familias de la tierra” (Génesis 12:13). Abraham le creyó a Dios. Él partió, sin saber a dónde iba, en un viaje a un país y a un futuro que nunca había visto. El Nuevo Testamento nos dice que “esperaba llegar a la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:10). Abraham no era un explorador en busca de un tesoro escondido basado en una leyenda sobre el botín de un pirata oculto en una caverna en algún sitio. Abraham buscaba un lugar porque Dios le había dicho que le iba a mostrar ese lugar. Él confió en Dios respecto a lo que aún no había visto, y al hacerlo se convirtió en el padre de los fieles.
R.C. Sproul, ¿Qué es la fe?
La frase credo ut intelligam (creo para comprender) se hizo muy famosa por San Agustín de Hipona y San Buenaventura. Esa frase me parece genial y brillante, en virtud de las implicaciones tan profundas que esta tiene para la interacción entre la vida intelectual del cristiano con su vida práctico-espiritual. Así, verbigracia, R.C. Sproul señala atinadamente que la fe no implica irracionalidad, pese a lo que algunas voces en nuestra cultura nos quieran hacer creer:
Muchos piensan hoy que el conflicto entre ciencia y religión es un conflicto entre razón e irracionalidad. Pero la Biblia no nos llama a creer en el acto divino de creación simplemente a través de un salto de fe o mediante una crucifixión del intelecto con la cual ignoramos lo que la razón puede enseñarnos. Los grandes teólogos de la historia de la iglesia —personas como Agustín y Tomás de Aquino, por ejemplo— distinguieron entre la fe y la razón, pero insistieron en que lo que se adopta por la fe nunca es irracional.
R.C. Sproul, ¿Qué es la fe?
Sin embargo, es menester recordar que la vida del cristiano se debe centrar mayoritariamente en la fe en Cristo Jesús, nuestro Señor, puesto que, de lo contrario, ninguna otra virtud se seguiría. Es la fe la que me da “la convicción de lo que se espera [y] la certeza que no se ve” (Hebreos 11:1-2). Ahora bien ¿qué significa eso? Es una proposición curiosa, puesto que, aunque parecería que puedo tener otras virtudes, (verbigracia: el amor, la paz y la esperanza), la realidad es que, sin el don de la fe en Dios, eso sería imposible, en el sentido más estricto.
Para nuestra fortuna y por gracia de Dios, el erudito bíblico y pastor R.C. Sproul ha escrito un excelente recurso (el cual se puede obtener de forma totalmente gratuita aquí) que toca justamente el significado de la fe. En éste, él desarrolla con detenimiento el significado de la fe y algunas implicaciones muy prácticas. Asimismo, Sproul nos recuerda que la fe nos da esperanza—no una esperanza incierta sino una esperanza cierta—la cual nos insta a poner nuestra confianza en Dios de forma absoluta. Es necesario que el ser humano, finito y frágil recuerde constantemente que éste tiene a un Dios infinito, poderosos y amoroso, el cual constantemente se preocupa, en su bendita providencia, por el bienestar de sus criaturas en general y el de sus hijos en particular. Que el Señor nos ayude a ver los gloriosos tesoros que esta fe tiene para nosotros. Amén.
P.D. del Autor:
Recomiendo vehementemente a todo aquel que no haya aún obtenido el libro gratuito de este mes ¿Qué es la fe?a que lo haga lo antes posible. El deseo de R.C. Sproul era hacer este libro accesible a un sin número de personas, para que podamos tener un acercamiento mucho más profundo con nuestro salvador.