En muchas ocasiones me he encontrado que en esas conversaciones, siempre surge una persona que intenta cerrar la discusión con una declaración muy popular: todas las religiones creen en el mismo Dios, pero le llaman de forma diferente. ¿Será que eso es cierto?
Sentarse a la mesa con amigos que no comparten nuestra misma fe y hablar de espiritualidad, es un ejercicio muy interesante porque nos permite entender mejor lo que otros piensan sobre Dios y la espiritualidad.
En muchas ocasiones me he encontrado que en esas conversaciones, siempre surge una persona que intenta cerrar la discusión con una declaración muy popular: todas las religiones creen en el mismo Dios, pero le llaman de forma diferente. ¿Será que eso es cierto?
Hay una historia india que cuentan las personas que piensan de esta manera para sustentar su idea. Es la historia de los tres ciegos y el elefante, e n la que tres ciegos intentan discernir lo que están tocando para saber cómo es el elefante, pero uno toca la pata y dice que es como un gran roble, otro la trompa y dice que es parecido a una serpiente, otro un colmillo y dice que su forma es parecida a una lanza.
Comparan eso con la manera en que las religiones intentan explicar y ver a Dios, una parte del todo de manera aislada, pero el mismo objeto de estudio. Sin embargo, hay un enorme problema con esta historia, y es que los ciegos estaban genuinamente equivocados.
No podían discernir la forma del elefante con sólo tocar una parte, y por lo tanto, les es imposible discernir cómo es el elefante en su totalidad. Así, las diferentes religiones que existen, lo que llaman divinidad, no necesariamente es el Dios en el cual creemos como cristianos.
Esto nos lleva a la cuestión: entonces, ¿Cómo es el Dios que existe? ¿Qué religión tiene razón? Habría que hacernos la pregunta ¿de dónde obtuvieron su concepción de Dios? Es decir, ¿cuál es la fuente de su teología? ¿Un hombre? ¿Un escrito?
Y si es un escrito considerado “sagrado” ¿quién lo escribió y bajo qué condiciones? ¿Qué pruebas hay de consistencia, congruencia y unidad?
acemos estas preguntas, ya que lo que pretendemos es encontrar qué religión es más congruente, consistente y mantiene una unidad en lo que Dios es, ya que no podemos hablar de un Dios que cambia o no se mantiene en congruencia. En ese caso, no sería Dios.
Entonces, si analizamos eso mismo del cristianismo, tenemos la confianza de decir que la Segunda Persona de la Trinidad es quien nos ha revelado al Dios que existe. Es decir, el cristianismo no tiene una formulación de la verdad, sino que la verdad le ha sido revelada.
Y eso nos lleva a la cuestión de “Jesús” como fuente confiable de la verdad, y de la cual se formula verdadera Teología. Cuando entendemos la manera en que Jesús es la fuente confiable, no por su elocuencia, sino por quién es en Sí mismo, nos damos cuenta de que la personalidad del Dios que existe, no es compatible con todas las religiones.He ahí la importancia de que todo creyente verdaderamente comprometido, que está en el camino a la madurez espiritual, se asome al mundo de la Teología.
¿Cómo hemos de madurar en nuestra vida espiritual si no conozco a quién me ha de perfeccionar, quien me guía a ser conformado a la imagen de Jesús?
La Teología no es solo para los profesionales que se dedican a la academia o al ministerio, ya que usted mismo, al momento de leer su Biblia, intentar interpretarla y formular conclusiones sobre lo que leyó, está haciendo teología.
Qué mejor tener una buena guía para que ese ejercicio sea sumamente provechoso, de mucha edificación, no solo para usted, sino para los que le rodean; y que el resultado de esos estudios que usted hace directamente de la Palabra, sea encaminado de la manera correcta hacia la sana doctrina.
La Suite de Teología ofrece una amplia gama de recursos cuidadosamente seleccionados para satisfacer las necesidades de todos los buscadores de la verdad. Desde textos clásicos que han resistido el paso del tiempo hasta obras contemporáneas que abordan los desafíos de nuestra era, esta suite es una guía confiable en el viaje hacia un entendimiento más profundo de la fe.
Como creyentes tenemos la gran responsabilidad de ser portadores de la verdad de manera clara y los más apegados a la Palabra de Dios, de manera que lo que comunicamos sea verdaderamente la Palabra de Dios y no nuestras propias ideas.
¿Cómo podríamos ser parte de una conversación con un no creyente cuando nuestra fe está siendo cuestionada? No me refiero necesariamente a la apologética, que es la defensa de la fe, sino a poder brindar una explicación clara y sostener una conversación sobre la fe que vivimos y practicamos, de manera que refleje el Evangelio profundamente.