Y Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Y los soldados echaron suertes, repartiéndose entre sí Sus vestidos. (Lucas 23:34, NBLA)
Este primero de los siete dichos de Jesús en la cruz fue pronunciado probablemente poco después de haber sido aplastado contra el suelo y sus muñecas y pies ensartados en la cruz por clavos de hierro: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23:34).
Indudablemente hace uso de la palabra “Abba”, “Querido Padre”, la manera en que nos dirigimos a Dios normalmente. Este término contiene ideas de simplicidad, intimidad, seguridad y afección.
Hay quienes sugieren que aquellos por quienes pide perdón eran las autoridades judías que presentaron cargos contra Jesús ante Pilato, o la nación judía por completo, quienes fallaron en reconocer y recibir a su Mesías. Ante esta perspectiva, Jesús estaba pidiendo que el juicio de Dios a la nación o sus representantes, por su persistente incredulidad, se pospusiera; y la respuesta de Dios fue garantizar una generación de cerca de cuarenta años (30-70 AD), desde la crucifixión hasta la caída de Jerusalén, tiempo durante el cual había oportunidad para que los judíos escucharan el Evangelio y aceptaran a Jesús como su Mesías.
No obstante, en la predicación cristiana temprana, había un llamado tanto para judíos como gentiles al arrepentimiento “para el perdón de los pecados” (Lucas 24:47); su perdón no era en automático. La petición de Jesús no era simplemente retrasar la retribución divina.
Es muy probable que las personas por las que Jesús intercede, sean los hombres del escuadrón romano de ejecución y su supervisor centurión. Los verbos en tiempo presente –”no saben lo que hacen”, no “no sabían lo que hacían”– sostienen fuertemente esta perspectiva.
Obtenemos pistas importantes sobre el significado de la petición de Jesús en la oración de Esteban al ser apedreado hasta la muerte por mano del Sanedrín. Dirigió una oración a Jesús (“Señor”) que sigue claramente el modelo de la propia oración de Jesús. “Señor, no les tomes en cuenta este pecado” (Hechos 7:60). No pide que Jesús perdone los pecados de todos y cada uno de los miembros del Sanedrín, sino que perdonara el pecado presente de ejecutar a un hombre inocente.
De manera similar, la petición que Jesús dirige a Dios el Padre, no era para el perdón general de cada pecado cometido por los soldados romanos, sino el atroz pecado de crucificar a un hombre inocente. Estaba pidiendo a Dios no contar este pecado en el registro de los libros celestiales.
Sin embargo, Jesús enseña que el perdón requiere arrepentimiento (Lucas 17:3; cf. Hechos 2:47). Entonces, ¿cómo podía apelar a la ignorancia de los soldados (“perdónalos porque…”) como razón para que Dios los perdonara? Quizás la única explicación es que, en ausencia de terreno suficiente para el perdón (tal como el reconocimiento de haber obrado mal o el arrepentimiento), Jesús encuentra necesario apelar a una circunstancia atenuante: la ignorancia de los soldados de que estaban crucificando a un hombre inocente que era el mensajero de Dios.
Transfiere al Padre la responsabilidad de conceder o retener el perdón, sabiendo que, comprensiblemente, no había contrición o arrepentimiento por parte de los soldados.
Artículo Original tomado de Word by Word | Whom Did Jesus Forgive On the Cross–and Why?