Últimamente, en redes sociales hay mucho contenido de pastores con mensajes inspiradores, y observamos los lugares desde donde predican, lugares con mucha producción, luces, pantallas, y podríamos pensar: “¡wow! Yo también quiero estar ahí”.
Vemos la influencia que tienen, lo reconocidos que son y anhelamos esa influencia. De esa manera, el ministerio pastoral se dibuja como algo sumamente glamoroso. Tener reflectores sobre sí, la admiración de la gente, la influencia, etc. Pero, me gustaría preguntarle ¿cree que el ministerio pastoral sea así realmente?
El ministerio pastoral, va mucho más allá de lo que admiramos en el púlpito. El verdadero pastorado comienza cuando el pastor se baja del púlpito, con una vida que se preocupa genuinamente por el crecimiento de la congregación. No es la elocuencia lo que hace al pastor, ni la autoridad, ni la influencia, no son sus capacidades, sino lo que Dios ha decidido hacer a través de un ser humano corrupto, pero redimido, regenerado y salvado por el Señor. No es un título, sino un servicio desinteresado al Señor.
Se trata de un servicio y oficio que conlleva responsabilidades y compromisos intrínsecos. Para con la Palabra de Dios y el pueblo de Dios. Y aquí es donde se pone interesante el asunto. Como pastores, corremos el riesgo de simplificar demasiado esa responsabilidad y compromiso. Podemos inclinarnos hacia el compromiso con la Palabra de Dios, y no está mal. El problema está en malinterpretar dicho compromiso con un legalismo endurecido por la “teoría”, y eso nos lleva a dejar de lado la experiencia humana, que es lo que nos da la sensibilidad para pastorear con gracia y amor, sin dejar de lado la verdad, y sin descuidar nuestra propia vida espiritual.
Nuestra congregación no es una comunidad de gente perfecta o sin problemas, sino todo lo contrario, somos una comunidad de personas rotas que buscan restauración, gracia y paz que sobrepasa todo entendimiento. Y de las cosas más hermosas del ministerio pastoral, es que Dios ha decidido que usted y yo seamos canales de Su gracia y cuidado. Por ello, es importante que estemos preparados para pastorear una congregación que experimenta todas las consecuencias de la experiencia humana, todas las vicisitudes de la vida; y que podamos hacerlo con un corazón tan sensible a esa experiencia, y al mismo tiempo tan celoso de la Palabra de Dios, como el de Jesús mismo.
Sugel Michelén, Tim Clinton y Daniel Doriani, despliegan una perspectiva sensible del ministerio pastoral, muy apegada a la vida interior del pastor y el creyente, pero sin dejar de lado la verdad del Evangelio. El trío Pastoral de Educación Móvil es un excelente recurso para crecer en el ministerio pastoral; preparándonos para ser los canales que Dios quiere usar para pastorear a Su rebaño con gracia, amor y verdad.