“Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta. Permitidles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para vosotros.”
Cada vez más hombres están dejando el ministerio. Sus razones pueden incluir falta de compromiso, un pecado serio en sus vidas, un sentido de insuficiencia, la presión de las responsabilidades públicas, horas de trabajo imprevistas y largas, o alguna otra cosa. Pero a menudo la razón principal es desaliento causado por miembros de la iglesia; algo que Hebreos 13:17 nos dice que no debe ocurrir. ¿Cómo desalentamos a nuestros pastores? He aquí algunas maneras:
- Escucha la enseñanza de las Escrituras, pero no obedezcas la enseñanza.
- Manifiesta irritación cuando un punto importante del mensaje del pastor alarga el sermón cinco o diez minutos más de su longitud usual.
- Comienza una cadena de chismes.
- Espera siempre que otros miembros hagan la labor que se necesita llevar a cabo.
- Llega a los servicios de la iglesia cinco o diez minutos tarde de manera consistente.
- Di a tu pastor que el cuido de niños no es tu responsabilidad.
- Sé suavemente negativo sobre la mayoría de las decisiones de los líderes.
- Ve al lago los domingos de verano en lugar de ir a la iglesia.
- Paga tan poco al pastor que no pueda mantener adecuadamente a su familia.
- Comienza un proyecto de la iglesia, pero déjalo morir por tu falta de perseverancia.
- Con regularidad ponte a dormir durante el sermón porque las noches de los sábados están dominadas con actividades hasta tarde en la noche.
- Considera a tu pastor como un “asalariado” y no como un pastor que vela por tu alma.
- Deja solo a tu pastor haciendo todas las visitas a los hogares y hospitales.
- Comienza una riña dentro de la membresía.
- Teme a los hombres antes que a Dios.
- Habla frecuentemente dde las debilidades de la iglesia.
- Nunca dejes saber a tu pastor que estás orando por él y por su familia.
- Quéjate de otros con tu pastor.
- Cuando el liderazgo mencione necesidades financieras importantes, mantén tu cartera firmemente cerrada.
- No cantes ninguna de las melodías en la adoración.
- Procura siempre regresar a “como las cosas eran antes” en la iglesia.
- Resiente el que nuevas personas se integren a la comunión.
- Asume automáticamente que las motivaciones de tu pastor son cuestionables.
- No reconozcas el hecho de que tu pastor debe guardar ciertas cosas como confidenciales y que no puede explicarlas plenamente.
- Asume que sólo hay una manera de hacer las cosas—y que tu manera es la correcta.
- Desaprueba verbalmente al pastor nuevo porque hace las cosas un poco diferente de la forma acostumbrada.
Hay muchas otras, pero ciertamente el corregir éstas será suficiente para mantenernos ocupados por un tiempo.
Para meditación: Considera en oración el significado y las implicaciones de Efesios 4:11-12 y Hebreos 13:17.