¿Debe haber un predicador único o principal ocupando el púlpito en la iglesia local? ¿Qué principios deben seguirse para establecer la voz principal del púlpito cuando hay una pluralidad de pastores?

Respuestas de diversos pastores y líderes:

Pastor Edwin  Gonzales

Los siguientes pasajes que enseñan la diversidad de dones espirituales en la iglesia, también aplican en una pluralidad de ancianos.  I Tim 5:17  “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor; mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.”  I Co 12:4-6 “hay diversidad de dones; de ministerios y de actividades”.  I Ts 5:12 “Os regamos que reconozcáis a los que trabajan, os presiden en el Señor y os instruyen”.  Según Ro 12:8 hay dones de “presidir” y dones de “exhortación

De los pasajes anteriores podemos deducir que algunos ancianos se destacarán por tener una medida abundante en dones de dirección “gobiernan bien” y otros son “mayormente” reconocidos por una medida abundante en dones de enseñanza y exhortación

Tanto las Escrituras como el sentido común apuntan a que en una pluralidad de pastores debería haber uno o más que por su medida sobre-abundante de dones de enseñanza (en comparación a los demás ancianos), concomitante con su experiencia y conocimiento de las Escrituras, deben ser apartados especialmente para el ministerio de la enseñanza y la predicación, para la edificación y el bien común de la iglesia I Co 12:5 & I Co 14:12

Habrán circunstancias especiales en los que la experiencia, empatía o  adaptabilidad para tratar ciertos temas en los que la edad o la providencia determinarán si un pastor es más idóneo que otro para enseñar sobre ellos en un momento particular de la vida de una iglesia

Por eso no creemos que sea sabio, productivo, ni Bíblico, hacer que todos los ancianos ocupen el mismo tiempo en el púlpito de una iglesia local


David Ford

¿Debe haber un predicador único o principal ocupando el púlpito en la iglesia local?  ¿Qué principios deben seguirse para establecer la voz principal del púlpito cuando hay una pluralidad de pastores?

Leemos en la Biblia:

Un rebaño con un pastor. La palabra pastor o el verbo pastorear ocurre 24 veces en el Nuevo Testamento. En cada ocasión lleva la idea del rebaño con su pastor.  “Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí” (Jn. 10:14).   Es decir, normalmente en la iglesia hay un pastor con su rebaño.

Hay una pluralidad de ancianos “Te dejé en Creta para que pusieras en orden lo que quedaba por hacer y en cada pueblo nombraras ancianos de la iglesia (Tit 1:5).  Los ancianos tienen la responsabilidad de gobernar la iglesia.  Cada iglesia tenía un número o conjunto de ancianos.

Los ancianos pastorean el rebaño. Pablo dice a los ancianos de la iglesia de Efeso:  “Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios” (Hch 20:28 cp. v17).  Entonces los ancianos también hacen el trabajo de pastorear en la congregación.

El pastor tiene la responsabilidad de predicar. Uno de los ancianos funciona como predicador y profesor en la congregación,   “Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor, especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza. (1Ti  5:17).    Es decir, usualmente alguien conocido como el pastor o pastor principal, lleva esta responsabilidad.

Entonces, quien es reconocido como el pastor principal debe ser el predicador principal en la iglesia.  Los demás líderes tienen responsabilidades pastorales, sea con jóvenes o como asistentes del pastor principal.  El pastor principal está en su oficio por ser la persona con dones notables en predicar y enseñar la Palabra.

David  E.C. Ford


Daniel Hurtado

¿Debe haber un predicador único o principal ocupando el púlpito en la iglesia local? ¿Qué principios se pueden utilizar para establecer la voz principal del púlpito cuando haya pluralidad de ancianos/pastores?

Deberían tenerse en cuenta los siguientes principios:

1. La etapa que vive la iglesia

Se puede ver en las palabras de despedida en Mileto, a los Ancianos de la iglesia de Éfeso, que Pablo dice: “…he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas..” (Hch. 20:20) y: “…acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno…” (Hch. 20:31). Lo que evidencia una participación activa y mayoritaria en la enseñanza bíblica. Es claro que sea así, ya que el liderazgo está en formación.

2. Los dones recibidos en el cuerpo local

Es evidente que no todos los Ancianos reciben el llamado y la capacidad de enseñar públicamente: “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar(1ª Ti. 5:17). El mismo principio fue enunciado por el apóstol Pedro: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros…” (1ª Pe 4:10). Se deja ver también en las iglesias de Asia menor la presencia de un mensajero (ángel) como el responsable de recibir el mensaje del Señor y comunicarlo a la iglesia (Ap. 2:1).

3. La edificación mutua

La práctica de compartir el púlpito permite una interacción de enriquecimiento mutuo, aún para el pastor de oficio, tendiente a fortalecer la iglesia y llevarla al crecimiento. Esto se deja ver en la iglesia de Antioquía (Hch. 13:1), que teniendo a pastores principales como Pablo y Bernabé, disponían de otros como Simón, Lucio y Manaén, que seguramente enseñaban.

Contestando a la pregunta, considero que sería una bendición disponer de un ministro preparado que enseñe, aunque no es la realidad de la mayoría de las iglesias en Latinoamérica. Por otro lado, debe haber un espacio para el liderazgo emergente. En nuestra iglesia predico 3 domingos y el otro es para que lo hagan otros líderes.

Dr. Daniel Hurtado DMin

Pastor

Centro Familiar Cristiano

Te: +54 342 4526765

Skype: misiondelagracia



Tony Segar

Cuando Dios ha otorgado a una iglesia local pluralidad de ancianos/pastores, existen por lo menos seis consideraciones deben tomarse en cuenta en relación a quien deba ocupar más el púlpito.

El don de cada anciano

Todo pastor tiene dones pero de diferente fisonomía espiritual. 1 Timoteo 5.17 marca una clara distinción entre aquellos ancianos que gobiernan a diferencia de aquellos que trabajan en enseñar y predicar. Lo cual no quiere decir que los menos capaces de la enseñanza se abstengan totalmente pues 1 Timoteo 3:2 especifica que “es necesario…”que sea “apto para enseñar”; pero sí que habrá aquellos más dotados en la enseñanza.

Dios puede dotar pluralidad de dones de enseñanza

Ninguna congregación debe asumir que Dios dotará con un don de enseñanza por iglesia 1 Co 12.11 indica que el Espíritu reparte a cada uno en particular como Él quiere. Asimismo el mismo capítulo define variedad de dones de enseñanza, algunos con “sabiduría”, otros “ciencia”.

La iglesia debe ser la evaluadora de los dones

En 1Corintios 12 y  es claro de que los dones son para la edificación y ministración de la iglesia. Es decir no es un concurso de talento. Cualquiera que crea tener un don de enseñanza debe corroborar esto por la respuesta que la congregación tenga a dicho don, es un don a la medida que la iglesia lo reconozca como tal.

Debe darse más peso al carácter espiritual y experiencia de cada pastor

Los dones espirituales no son talentos para entretener a la iglesia, sino habilidades para comunicar sana enseñanza respaldada de una vida de madurez y experiencia espiritual. De nada aprovecha tener voz de ángel y vida de diablo. Es preferible tener a un pastor no tan dotado como otro en la congregación pero que goce de una vida y experiencia, con la confianza de los miembros de la iglesia a uno que sea un gran comunicador pero que no tenga la madurez espiritual del primero.

Los Corintios cayeron en este error de percepción. Para ellos la grandilocuencia de algunos los llevaba a tener un mayor apego que la experiencia espiritual de otros. Por esto Pablo, descrito como “tosco de palabra” les afirma que aunque tuvieran 10 mil ayos, no tenían muchos Padres. Los encamina escuchar a Timoteo quien había seguido las pisadas de Pablo más que a Apolos que si bien era elocuente y de provecho no debía ser la voz de mayor peso entre ellos como la de Pablo. Un ejemplo parecido lo vemos en el concilio de Jerusalén en hechos 15. Jacobo no era la boca de los apóstoles tanto como Pedro, pero su peso espiritual era tal que tuvo la última palabra en las decisiones que se tomaron.

Debe enseñarse claramente a la congregación acerca de que la paridad acompaña a la pluralidad de ancianos

Debe evitarse la percepción equivocada de que “el que más habla manda”.  Deben de haber suficiente participación ministerial de parte de otros ancianos con un menor don didáctico enseñado a la congregación que la pluralidad de ancianos significa también que cada uno tiene la misma autoridad delegada de Cristo sin ignorar la experiencia, madurez y medida de don de cada uno. Se debe asimismo enseñar a la congregación a apreciar más la palabra predicada que al predicador de la palabra. La palabra de Dios tiene su propia elocuencia aun cuando predicada por la burra de Balam.

La necesidad de humildad en cada pastor

Tanto la evaluación propia de los dones como la observación de la iglesia deben conducirse con objetividad revestidos de humildad. Cada pastor debe estar convencido de que no todo tiene el mismo don y en vez de ver a otros pastor de dones superiores con el mismo recelo que Saúl veía a David quien degollaba a sus diez mil, debe revestirse del criterio que Pablo delinea en Romanos 12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

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