¡GRACIAS PASTOR!

Gracias a Dios por la vida de nuestro pastores y líderes en la Iglesia hispana. ¡Cómo nos han enseñado y cuidado! Y pensando en esto, nos gustaría compartirte cinco razones para agradecer a Dios por la vida de nuestros pastores locales:

1. Nuestros pastores oran por nosotros 

Por mucho que admiremos a MacArthur y a Piper, ¡ellos no saben quién somos! Por tanto, no oran por mí como lo hace mi pastor. ¿Cómo no ser agradecidos y retribuir amor, sujeción, y obediencia a alguien que dedica tiempo para orar por nosotros? Como enseña Hebreos 13:17:

“Obedezcan a sus pastores y sujétense a ellos, porque ellos velan por sus almas, como quienes han de dar cuenta. Permítanles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para ustedes”.

Si eres parte de una iglesia local sana, entonces eres un beneficiado de la oración pastoral. Demos gracias a Dios por esto.

2. Nuestros pastores cuidan de nosotros.

En Juan 10:11 leemos las palabras de Jesús cuando afirmó: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor da Su vida vida por las ovejas”. El pasaje se refiere a la obra salvífica de Cristo al entregarse por nosotros. Sin embargo, vemos en su contexto la labor de un pastor en toda su extensión: cuidar, proteger, y entregarse por las ovejas.

Ninguno de los grandes predicadores que vemos en Internet puede cuidar de nosotros. Demos gracias a Dios que en su iglesia ya hay alguien dispuesto a cuidarte.

Es por eso que ser pastoreados es una de las mayores obras de gracia que podemos palpar en nuestro peregrinaje. Tener este regalo de Dios solo es posible en el contexto de la iglesia local. 

3. Nuestros pastores nos conocen y pueden aconsejarnos.

En Juan 10:14, Jesús dijo que Él conoce a sus ovejas. Así como Jesús conoce a sus ovejas, todo pastor debe conocer a su rebaño. Sin duda, nos beneficiamos mucho de los consejos que recibo en artículos y videos en Internet. Pero, al tener pastores que nos conocen, he recibido consejos pastorales precisos que me han ayudado en el desarrollo de mi carácter. Y estos consejos no son de una vez para una situación, sino que son constantes, en los diversos momentos de nuestro caminar cristiano.

4. Nuestros pastores nos predican cada semana (Y muy constantemente).

Una de las razones más importantes para congregarnos en una iglesia local es poder escuchar todo el consejo de Dios a través de la predicación, de manera que Él usará cada sermón para hablar a tu vida.

He aprendido que aunque siga la serie de sermones de algún predicador respetado sobre la carta a los Romanos, y aprenda bastante, el principal sermón que debo escuchar es el que se da en mi iglesia en el Día del Señor.

Como nuestros pastores nos conocen mejor que quienes vemos en Internet, puede aplicar la Palabra de manera particular a nuestra iglesia local y nuestra vida. Por eso debemos preparar nuestros corazones para el sermón del domingo con la misma pasión (o incluso más) con que podemos prepararnos para oír a un pastor reconocido en Internet. Es un privilegio tener a un pastor que predica la Palabra.

5. Nuestro pastor nos enseña a ser humilde.

No hay nada más complicado que un creyente con la doctrina correcta pero con un corazón altivo. Dios nos enseña a ser humildes en la medida en que somos pastoreados. El pastor debe ser un ejemplo que nos modela cómo vivir lo que la Biblia enseña (1 Pedro 5:3). Esto, una vez más, es algo que un predicador a través de Internet no puede hacer por nosotros.

Nuestro pastor puede enseñarnos humildad incluso cuando no creemos todo lo que él cree. Por ejemplo, ¿Qué hacemos cuando nuestro pastor dice algo contrario a lo que creemos en un tema secundario de la fe? He visto en otros hermanos cómo Dios puede usar eso para formar humildad en nosotros, llevándonos a entender que Él puede usarnos para su gloria a pesar de nuestras diferencias en diversas áreas.

Desde esta perspectiva, la labor pastoral puede ser más que la predicación, y Dios ha señalado a los pastores para que sean usados en su obra en nuestras vidas. ¡Demos gracias al Señor por ellos!


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