Cuando era niño, cada vez que salía del cine, adoptaba la personalidad del héroe de la película. Si el héroe era Hércules, le suplicaba a mi madre a comprar un juego de pesas para ponerme igual de fornido. Si se trataba de un intelectual, le pedía libros para igualar ser el hombre más culto. Es decir, si en la película estornudaban, a mi me daba gripa.
El derivado de esto proviene de ser de temperamento altamente susceptible, fácilmente influenciable.El convertirme a Cristo ha templado mi carácter para no ser tan maleable, pero no a erradicado la susceptibilidad completamente. La corriente del mundo ya no me arrastra como antes, pero me sacude más que otros cristianos que parecen columnas inamovibles.
No soy el único que padece de esta debilidad. El apóstol Pablo menciona dos veces que a diferencia de Adán, Eva fue engañada por la serpiente al principio. No para remarcar la culpa de Eva, pues ambos fueron culpables, fue para indicar que la mujer es más susceptible (2 Corintios 11:3, 1 Timoteo 2:14). Esto no es un comentario machista de Pablo, sino una observación sobre el diseño original de Dios. Cuando se enfrenta al engaño, la mujer es “el vaso más frágil”. La serpiente del Edén, aprovechó esto. ¿Será por esto que los vendedores ambulantes de aspiradoras tocan a la puerta cuando el marido está en el trabajo?
Entre aquellos en quienes habita el Espíritu Santo también se encuentran los “débiles de fe”. Aquellos que por ciertas emociones de su pasado, tienen una conciencia con prejuicios a ciertas prácticas en las que otros cristianos participan sin recato pero que a ellos los desequilibran. A estos pudiéramos llamar susceptibles de conciencia.
Entre los susceptible están también las almas inconstantes mencionadas por el apóstol Pedro (2 Ped 2:14). Presa fácil de las argucias de los falsos maestros. Los simples -o ingenuos- que “todo lo creen” según observó Salomón (Prov. 14:15), caen en esta misma categoría.
Hay muchas otras razones que producen un mayor índice de susceptibilidad. Algunos lo son por temperamento natural, otros por falta de madurez como persona y aún otros que por falta de madurez espiritual que son como niños llevados por doquier por todo viento de doctrina.
Suficiente de diagnósticos. Hablemos de la cura. Para combatir esta debilidad te aconsejo:
Descubre tu índice de susceptibilidad
Al observar que clase de huellas hemos dejado en nuestro caminar podemos distinguir los contornos de nuestra susceptibilidad. ¿Son nuestros pasos fuertes o débiles?, ¿claros o titubeantes?, ¿de propósito indivisible o de un hombre de doble ánimo con una senda llena de desviaciones?, ¿son nuestros pasos de un hombre confiable o inconstante con muchos comienzos, pero pocas conclusiones?.
También es importante preguntarnos si somos personas dependientes o de la que muchos dependen. Las personas de buen temple, constante y perseverante a menudo son usadas como recargadera o muleta de los demás.
Protege los puntos vulnerables
Un capitán de la marina dijo: “un barco es tan fuerte como su punto más débil.” El navegante diestro no se preocupa de las partes gruesas del casco sino de los puntos débiles que causan el naufragio. Todo cristiano, aun los susceptibles, tiene puntos de mayor firmeza y áreas de mayor vulnerabilidad.
Aún los fuertes como un Roble, tienen su talón de Aquiles. Sansón era invencible para los varones Filisteos, pero la mano femenina de Dalila logró derribarlo sin tener que dar un golpe.
Si habremos de salir invictos ante los embates del pecado debemos de alimentar las áreas de deficiencia con el tónico de la gracia de Dios. Las plegarias más encarecidas deben dedicarse a los puntos más débiles. Nuestra lectura bíblica y general debe enfocarse en iluminar estas áreas. Nuestro compañerismo debe incluir a personas cuya fortaleza nos inspire y complemente antes de aquellos con las mismas debilidades -pues nunca falta un roto para un descosido que no pueden ayudarse entre sí.
Debemos de cobrar conciencia de que la debilidad no es pretexto para la carnalidad. Los héroes de la fe no fueron superhombres sino humanos con debilidades comunes que aprendieron a asirse de la fuerza de Dios. Con la gracia de Dios es posible “sacar fuerzas de debilidad” (Hebreos 11:35).
Posiciónate a una distancia segura
Muchos caen por estar en el lugar incorrecto a la hora incorrecta. Nosotros no podemos controlar lo que el tiempo nos reparte, pero si a donde vamos y en donde nos colocamos.
Debemos posicionarnos a una distancia que impida quedar atrapados en la órbita del pecado. Algunos chapotean demasiado en la tentación y terminan hundidos en pecado pues no contaban con una resaca tan fuerte.
Seamos puntuales. Algunas personas pueden utilizar el internet sin restricción y evitar los sitios pecaminosos. Otros requieren un sistema de rendimiento de cuentas, que avise a otros de sus actividades y esto les es suficiente obstáculo para no visitar sitios obscenos. Pero otros, necesitan filtros avanzados para bloquear toda insinuación pornográfica pues de otra forma no poder utilizar el internet sin terminar siendo víctimas de sus pasiones pecaminosas. Cada quién debe conocer su grado de susceptibilidad y posicionarse fuera del alcance de la tentación. Por esto el Señor no solo nos exhortó a evitar caer en tentación, también no manda a “Velar” para que no caigamos en tentación. Es decir contemplar el panorama delante de nosotros y determinar las maniobras necesarias para no terminar dentro de la zona caliente de la tentación, pues más exitoso será el que combate el pecado fuera de esta zona, que el que se deja zarandear por la tentación pensando que el proponerse a no caer en pecado será suficiente.
Así es de que el que piensa estar firme, mire que no caiga 1 Corintios 10:12.