Se acerca el día del Señor y muchos sermones serán predicados en muchas iglesias alrededor del mundo. Esta nota de cautela de Graeme Goldsworthy acerca de los elogios que escuchamos en la puerta de la iglesia al final de un mensaje nos ayuda a tener una idea clara de lo que deberíamos esperar de todo predicador fiel de la Palabra.
“Muchas veces el sermón es considerado eficaz porque el predicador nos estimuló e incluso nos entretuvo; o quizás nos parece acertado porque confirma nuestras ideas preconcebidas o nuestros prejuicios. Pero el predicador debe tener cuidado, pues las muchas felicitaciones y conversaciones sobre ‘qué buen sermón’ y cómo el Señor nos bendijo durante su charla pueden ser muy seductoras”.
Ese tipo de comentarios depende en gran medida de lo que se le haya enseñado a esperar a nuestros oyentes. Sigue diciendo Goldsworthy:
“Puesto que es el evangelio el que por medio de la revelación nos muestra la verdadera causa de nuestro problema humano, y asimismo la respuesta de Dios a él, el que sea apropiado debe ser evaluado por medio del mismo evangelio”.
Así que las primeras preguntas que debemos hacernos después de escuchar un sermón, “no deben ser: ‘¿Qué fue lo eficaz?’ ‘¿Fue de ayuda?’ o ‘¿Nos bendijo?, sino: ‘¿De qué forma el estudio o sermón dio testimonio de Cristo y Su evangelio, como poder de Dios para salvación?’” (Graeme Goldsworthy; Cómo Predicar de Cristo Usando Toda la Biblia; pg. 95-96).