¿Qué signfica honrar a los padres hoy en día?

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En un mundo que valora el individualismo, pensar en el mandamiento de honrar a los padres es muy importante. Esto desafía las tendencias culturales de hoy. 

Sin embargo, este principio bíblico sigue siendo muy importante hoy en día. No es solo una regla antigua, sino un criterio clave que Dios estableció para el bienestar de las familias y las sociedades.

“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el Señor tu Dios te da”

(Éxodo 20:12, NBLA).

Este mandamiento, ubicado estratégicamente como puente entre nuestros deberes hacia Dios y hacia el prójimo, destaca la importancia que el Creador otorga a las relaciones familiares. 

Éxodo 20:11

No es casualidad que el Señor vincule directamente el respeto a los padres con la obediencia a Él mismo. La honra a los padres refleja que entendemos la autoridad divina y establece el fundamento para todas las demás relaciones sociales.

El mandamiento de honrar a los padres es el único acompañado de una promesa específica. Nos invita a explorar su significado profundo y aplicación cotidiana.

El fundamento bíblico de honrar a los padres

El mandamiento de honrar a los padres aparece inicialmente en Éxodo 20:12 como parte del decálogo entregado a Moisés en el monte Sinaí. Es tan importante que se repite en Deuteronomio 5:16 para enfatizar la promesa: 

Deuteronomio 5:16

Este principio no quedó sólo en el Antiguo Testamento; en el Nuevo, el apóstol Pablo lo reafirma en Efesios 6:1-3

“Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra”. 

Efesios 6:1-3

Pablo identifica específicamente este mandamiento como “el primer mandamiento con promesa”, y subraya así su carácter único y su continuidad en la era cristiana.

La promesa de este mandamiento —”para que te vaya bien y tengas larga vida”— no es una fórmula mágica. Es un principio espiritual. Las sociedades que honran a los mayores son más estables. Las familias que respetan a las generaciones mayores tienen más bienestar. Las personas que agradecen a quienes les dieron la vida son más equilibradas ante los desafíos.

La Biblia establece así que la honra a los padres no es opcional ni temporal, sino un principio permanente del diseño divino para las relaciones humanas.

¿Qué implica honrar?

La honra a los padres va mucho más allá de la simple obediencia infantil. La palabra hebrea “kavod” significa “honrar”. Esta palabra está relacionada con “peso” o “gravedad”. Esto sugiere que debemos dar a nuestros padres una gran importancia.

Debemos valorarlos y tratarlos con la dignidad que merecen. Esta concepción abarca dimensiones mucho más profundas que el simple cumplimiento temporal de instrucciones concretas.

Honrar implica respeto expresado en palabras y actitudes. Significa cuidado práctico, especialmente en la vejez o enfermedad. Incluye gratitud por la vida recibida y los sacrificios realizados. Es también dignificación al tratar a los padres como personas de valor inherente, independientemente de sus logros o limitaciones.

Es importante entender que el mandamiento de honrar a los padres no es solo para una etapa de la vida. No se dirige solo a los niños pequeños que están bajo la autoridad de sus padres. Este mandamiento se refiere a una actitud que cambia con el tiempo. Evoluciona según las circunstancias de los hijos y de los padres.

La Biblia nos ofrece varios ejemplos de esta honra. Por ejemplo, José, a pesar de su posición de poder y autoridad en Egipto, honró a su padre, Jacob, al traerlo a vivir con él y cuidarlo en su vejez. 

Rut demostró extraordinaria honra hacia su suegra Noemí, cuando la acompañó y le proveyó de alimento y protección en circunstancias extremadamente difíciles. Y Jesús mismo, incluso desde la cruz, se aseguró de que su madre María fuera cuidada encomendándola al discípulo amado.

La honra, por lo tanto, es una actitud del corazón que se traduce en acciones concretas de respeto, cuidado y valoración.

Honrar en momentos difíciles

Una pregunta que surge frecuentemente es cómo honrar a padres que han sido abusivos, han estado ausentes o han tomado decisiones que han lastimado a sus hijos o familias. 

Aquí es crucial establecer que honrar no equivale necesariamente a aprobar conductas incorrectas. La honra no requiere sumisión a influencias negativas ni justificación de comportamientos dañinos.

El evangelio ofrece un enfoque redentor para estas situaciones complejas. El poder de Cristo nos ayuda a ver la diferencia entre la persona y sus acciones. La persona fue creada a imagen de Dios, pero sus acciones pueden estar manchadas por el pecado. 

Por eso, podemos honrar a los padres y establecer límites saludables. También podemos ofrecer perdón sin aceptar el abuso. Además, podemos buscar la reconciliación cuando sea posible, sin ponernos en situaciones dañinas.

La honra en momentos difíciles puede incluir orar por los padres que nos han lastimado. También implica hablar de ellos con respeto ante otros, evitando la difamación. Buscar ayuda profesional para sanar heridas es importante. Debemos confiar en que Dios puede redimir incluso las historias familiares más dolorosas. 

El mandamiento de honrar a los padres no anula otros principios bíblicos como la protección de los vulnerables o la búsqueda de la verdad y la justicia.

En estas situaciones, recordemos que nuestro Padre celestial entiende bien el dolor de las relaciones rotas. Él puede guiarnos sobre cómo honrar de manera saludable, incluso desde la distancia si es necesario.

La honra hoy en día

En el contexto contemporáneo honrar a los padres adquiere expresiones concretas según nuestra etapa de vida. Como adultos, la honra incluye cuidado emocional (mantener vínculos significativos), apoyo económico cuando sea necesario (1 Timoteo 5:8), y presencia genuina (tiempo de calidad, no solo por obligación).

1 Timoteo 5:10

En la vida diaria, la honra se muestra en nuestro lenguaje. Esto incluye cómo hablamos con nuestros padres y de ellos con otros. También se refleja en nuestras actitudes, como tener paciencia con sus limitaciones o diferencias generacionales. Además, se ve en nuestras decisiones, al pensar en cómo nuestras elecciones les afectan.

Un aspecto fundamental del mandamiento de honrar a los padres es transmitirlo a las nuevas generaciones. Enseñamos esta norma principalmente con nuestro ejemplo. Cuando nuestros hijos nos ven honrar a sus abuelos, ellos aprenden. 

Los honramos llamándolos, visitándolos y hablando bien de ellos. También consideramos sus consejos y los cuidamos en momentos difíciles. Así, ellos aprenderán a tratarnos a nosotros en el futuro.

Es importante crear oportunidades para que las generaciones se conecten, compartan historias y construyan recuerdos significativos. Las familias que honran sus raíces suelen tener un sentido más profundo de identidad y pertenencia. El mandamiento con promesa se convierte así en un legado intergeneracional.

En una cultura que a menudo margina a los ancianos o idolatra la juventud, vivir el mandamiento de honrar a los padres ofrece un poderoso testimonio contracultural. Cuando las comunidades cristianas cuidan y valoran a los mayores, muestran un aspecto importante del carácter de Dios. Dios se identifica como Padre y honra la función de ser padre en su ley.


El mandamiento de honrar a los padres trasciende su estructuración legal y nos revela un principio espiritual de profundo alcance. Honrar a nuestros padres es reconocer el orden establecido por Dios, valorar nuestras raíces, y participar en un ciclo de bendición intergeneracional. Es el único mandamiento acompañado específicamente de una promesa, lo cual su importancia para el bienestar individual y colectivo.

Este principio bíblico nos plantea un reto tanto personal como práctico: ¿De qué manera honro a mis padres actualmente? ¿Mis palabras, actitudes y comportamientos reflejan la importancia que Dios da a esta relación? ¿He dejado que los conflictos, desacuerdos o simplemente la falta de atención debiliten mi compromiso con este mandamiento?

La invitación está abierta para redescubrir la honra a los padres no como una obligación cultural anticuada, sino como un acto vital de fe y obediencia. Cualquiera que sea tu relación con tus padres, el principio bíblico sigue siendo válido.

Puede que tengas una relación cercana o lejana. Tal vez sea buena o tensa. Incluso puede que solo los recuerdes si ya han partido. La promesa sigue: “para que te vaya bien y tengas larga vida en la tierra”.

Vivir este mandamiento con promesa puede transformar a nuestras familias y nuestra comprensión de la autoridad, la gratitud y el valor inherente de cada persona creada a imagen de Dios.