liderazgo bíblico: pincipios y personajes (quinta parte)

El liderazgo en la Iglesia del Señor según Pedro  (5)

1 Pedro 5:1-11

Introducción

En el primer estudio en el tema del liderazgo bíblico hemos captado el corazón de Jesús –”venid a mí . . . llevad mi yugo . . . aprended de mí porque soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11:25-30).  Destaca el área más importante del liderazgo, es decir, la humildad, el espíritu de servicio en nombre del Crucificado. En el segundo Pablo usa de Jesús en su humillación como el patrón que garantiza la unidad entre los hermanos (Fil. 2:1-11).  En el tercero Juan recuerda la última reunión de Jesús con sus discípulos.  Antes de instruirlos y animarlos, les puso el ejemplo de la humildad: les lavó los pies a sus discípulos, hasta los del traidor (Juan 13:1-20). ¡Qué lección más llamativa para los discípulos que estaban arguyendo entre sí mismos de quién entre ellos sería el mayor!

En estos estudios he definido el liderazgo muy extensivamente, es decir, cualquier persona que sirve a Dios en el matrimonio, la familia, el mercado y en el camino de la vida cotidiana puede ser líder ante Dios. Si la característica predominante del liderazgo es la humildad y el servicio hacia otro en el nombre de Dios, todos somos líderes en verdad.

Pero en este estudio que sigue limitaremos el liderazgo a los que sirven en la iglesia local. Así Pedro lo hace en 1 Pedro 5:1-4. Pero aun aquí Pedro se dirige a los que serán servidos, pidiéndoles lo mismo ante Dios (1 Pedro 5:5-11).  Pedro había sido el líder entre los discípulos, a veces no tan bueno. Pero ahora después de Pentecostés y la llenura del Espíritu Santo tiene el pleno derecho de poner las pautas del liderazgo.  Él ha aprendido por sus fracasos y fallas a ser verdadero líder. Merece Pedro el derecho de dar la última palabra en esta serie de los Principios del Liderazgo. Siguen los ejemplos de los Personajes del Liderazgo.

Pedro pone las pautas del liderazgo en la iglesia local

Pedro va terminando su epístola dirigida a los expatriados en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia.  Los ve elegidos y santificados en el Espíritu para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo (1 Pedro 1:1). Después de varias exhortaciones  prácticas, Pedro habla con mucha seriedad por decir: “Porque el tiempo de que el juicio de Dios comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios” (1 Pedro 4:17).

Nos da a entender que el liderazgo en la iglesia local es sumamente importante. Tal el líder, tal la iglesia. Los ancianos deben saber poner el ejemplo de verdaderos líderes. Nada menos basta ni vale. Los ancianos son aquellos que actúan como sobreveedores y presiden la iglesia.  Pablo afirma aquello: “Por tanto, mirad a vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos (sobreveedores) para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hechos 20:28).

Pedro con nada de orgullo sino con toda humildad los exhorta: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada” (5:1). Se debe notar que Pedro no habla como el apóstol, aunque todo el mundo sabía que lo era, sino con uno de ellos, nada elevado, nada de la sucesión apostólica que la Iglesia Católica  trata de poner como base de ser la única iglesia de Cristo.  Este verso niega todo ese concepto muy erróneo.

Pedro ha aprendido a tomar su lugar con los demás ancianos, todos salvos por la gracia de Dios. Pero Pedro ha sido testigo y partícipe de la gloria por revelarse.  Ante Dios él no es mayor que ellos pero igualmente comparten el honor de sufrir para reinar con Cristo.  Tal motivación garantiza no el desmayarse nunca. Servir es honor.

La Orden de apacentar y la experiencia de Pedro al fracasar Juan 21; 1 Ped. 5:1, 2

Pedro da una sola orden al anciano/obispo/presbítero –el mismo oficio en la iglesia primitiva (Véanse Hechos 20:17, 28).  Tal orden es “apacentad la grey de Dios o el rebaño del Señor.”  Note bien que la grey pertenece al Señor y nunca al  líder.  Tantas veces buscamos seguidores tras nosotros. Pero se debe siempre recordar que los hermanos son exclusivamente de Él. Tal verdad debe suavizar a veces como los tratamos.

Desde el Antiguo Testamento viene un trasfondo muy rico con respecto a este verbo, «apacentar.» La figura del pastor de ovejas se aplicaba aun al rey David: “Eligió a David tu siervo, y lo tomó de las majadas de las ovejas; de tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad. Lo apacentó conforme a la integridad de su corazón y los pastoreó con la pericia de sus manos” (Sal. 78.70-72).  Apacentar quiere decir atender al pleno espectro de las necesidades de las ovejas; dar de comer, guiar, instruir, dirigir desde atrás, corregir, proteger, trata suavemente, vendar a la herida, en breve amar y servir.

No cabe duda que Pedro al dar esta orden tiene grabadas en su corazón las palabras suaves de Jesús después de su traición. Pedro fracasó rotundamente la noche de la crucifixión de Cristo.  Pero Jesús lo buscó. Marcos, el joven muy amigo de Pedro quien escribió su  evangelio a los pies de Pedro, nos recuerda lo que dijo el ángel: “Pero id, decid a los discípulos y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis como os dijo” (Marcos 16:7).

Hubo otro encuentro con Jesús en la orilla del lago de Galilea cuando apareció Jesús a los pescadores. Juan con mucha emoción relata tal encuentro en Juan 21.  Pedro lleno de vergüenza oye las palabras de Jesús: “Venid y comed” (v. 12). Ahora sigue el momento inolvidable que no cabe duda resuena en el corazón de Pedro al escribir a los ancianos. “Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos”  . . .  Sí Señor,  . . .  apacienta mis corderos . . . La segunda vez, Simón,  hijo de Jonás, ¿me amas?  . . . .  Sí, Señor  . . .  Pastorea mis ovejas . . . La tercera vez, Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?. . . . Sí Señor . .  . .Apacienta mis ovejas.”  ¿Quién pudiera sostenerse después de tal interrogación del Señor mismo?  Esto debió haber sido para Pedro el momento de total quebrantamiento y a la vez perdón de parte del Señor. A quien Dos va a usar, lo tiene que quebrantar tarde o temprano. Tal es el mensaje de la Cruz.

Ahora Pedro ya quebrantado, perdonado, humillado y hecho verdadero líder, los exhorta a cumplir con tal orden que él recibió en su momento de mayor debilidad y perdón. Si no ministramos en este espíritu, no puede haber la bendición de Dios ni la buena la salud de los hermanos a quienes pastoreamos.  Pedro ha ganado el derecho de compartir su ser partícipe de los sufrimientos de Cristo y  la gloria que viene.

Cómo dirigir y no dirigir: “cuidando de ella no por fuerza sino voluntariamente”

En este primer contraste Pedro destaca que el anciano no se ofrece, sino que es elegido o puesto en base de la voluntad de Dios. Tiene su trabajo puesto por adelante no por dicho hombre ni mucho menos para lograr algún fin indigno de su llamado. Debe aceptar el trabajo extra como del Señor.  En la iglesia primitiva  muchos líderes eran laicos y tenían que trabajar. Pablo en Corinto hacía las tiendas y día y noche trabajaba (Hechos 20: 34, 35;1 Tes. 2:9). Tal trabajo dado debe ser motivado por la gracia de Dios, nada obligado.  Pero en lo positivo debe haber la pronta voluntad de cuidar con sensibilidad, ternura y fidelidad a las ovejas. El aspecto de ser voluntario es de manera piadosa y en todo momento no trabajar sintiendo lástima para sí y quejándose de los rigores del ministerio.

Cómo dirigir y no dirigir: “no por ganancia deshonesta sino con ánimo pronto”

En este segundo contraste Pedro escudriña la motivación del anciano o líder  espiritual.  El mero hecho que Pedro da las tres series en lo negativo primero establece que reconoce que el líder puede dirigir mal. Puede tornar el ministerio en un negocio.  Hoy en día hay supuestamente grandes predicadores y televangelistas que no rinden cuentas a nadie. Su estilo de vida es extravagante y deshonesto.  Pedro reconoce que el anciano es digno de su remuneración (1 Tim. 5:17; 1 Cor. 9:1-16). Pero hay el otro extremo del error de Balaam (Judas 11); fue comprado por Balak para maldecir a Israel (Números 22-25; Neh. 13: 2; 2 Pedro 2:15). Al contrario el anciano debe dirigir con ánimo, ganas y con entusiasmo.

Cómo dirigir y no dirigir: “no teniendo el señorío sobre . . . sino siendo ejemplos”

Pedro aclara que el anciano/líder no debe ser el patrón por encima de los peones, no el jefe ni el ejecutivo, más bien dirige por poner el ejemplo de Cristo quien estaba entre los suyos como un siervo (Lucas 22.27).  Lejos de dominar y manipular a los hermanos debe ponerles un ejemplo no tanto por lo dicho sino por lo visto de parte de los hermanos. Tal es la verdadera autoridad que Dios  reconoce. Como el pastor va delante de las ovejas y  así enseña el camino, no usando la vara de autoridad ni la amenaza y las represalias.

Pedro anticipa el Día de la Recompensa,  la llegada del Príncipe de los pastores

El gozo y el privilegio ser líder/anciano tendrá su paga final en la moneda del cielo. No hay honor más grande que el de servir de esta manera a quien murió por nosotros. Dios recompensa a los suyos. “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre o mujer, o hijos, o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.” (Mateo 19:29; Marcos 10:30).

Si me permite una palabra personal. Hace cincuenta y tres años hoy  (26/8/07) salimos del Canadá  comprometidos a servir sin pensar en dinero. Antes trabajaba para Coca Cola in Winnipeg y tuve de un gran éxito de tal manera que el presidente de Coca Cola me ofreció un puesto entre los más altos de la compañía, pero le dije, “Señor presidente, Cristo tiene previo reclamo sobre mi vida.”  Él no pudo comprender tal decisión, pero cincuenta y tres años después, no lamento ello para nada de este mundo. Salimos enriquecidos eternamente.

Pedro se dirige a los que son servidos por los ancianos  1 Pedro 5:5-11

Sí que Pedro tiene un mensaje especial para los ancianos, pero en esencia dice lo mismo a los que son servidos.  De esta manera Pedro establece que tanto los ancianos como los hermanas deben ser sumisos, “revestidos de humildad” (5:5). No cabe duda que esa frase le trae a la memoria su encuentro con Jesús cuando les lavó los pies a los discípulos (Juan 13).  Pedro ya ha aprendido la importancia de lo que antes no entendía.  Antes de eso Pedro había hablado tan rápido de su lealtad y valentía. “Entonces Pedro le dijo: Aunque todos escandalicen, yo no.” Responde Jesús inmediatamente: “y le dijo Jesús: De cierto de cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces. Mas él con mayor insistencia decía: si me fuere necesario morir contigo, no te negaré. También decían lo mismo.” (Marcos 14;29, 31).

Después de esta jactancia, y auto confianza y su rotundo fracaso, reconoce el valor del quebrantamiento: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo” (5:6)  Pedro habla de sus profundas experiencias. Sabe de qué habla.

Otro consejo que les da a los ancianos y a los servidos es: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; Al cual resistid firmes en la fe. . . “ (5:8,9).  De nuevo Pedro recuerda las palabras de Jesús: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandeaos como a trigo; pero he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”‘ (Lucas 22:31,32). Con buena razón Pedro recuerda los ataques del diablo y amonesta de antemano a los líderes y los hermanos.

Considerando la vida de Pedro antes de la Cruz y después,  él tiene todo derecho de aconsejarlos. Había fallado pero Cristo lo recogió, lo perdonó y sus consejos ahora  suenan relevantes y pertinentes.  Es interesante que la doxología con que termina (5:10,11) puede ser traducida o en el tiempo futuro –algo más cierto o en el modo subjuntivo–algo por realiza. Me gusta la traducción posible que “el Dios de toda gracia. . . .  él mismo perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.”

Pero termina con una doxología que respira la nueva confianza que Pedro tiene en Cristo, después de ser perdonado y restaurado. Esa verdad nos debe animar a seguir adelante. “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.  A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos” (5:10,11).

Las Lecciones  por tomar más a pecho por el anciano/líder

1.       Aunque Pedro fue reconocido líder entre los discípulos no reclama ninguna autoridad para sí.  Al contrario se pone al lado de cualquier anciano  (1 Pedro 5:10

2.       Pedro reconoce la debilidad de la carne en el liderazgo y pone tres contrastes que rechaza por ser carnales y no espirituales  (5: 2-4)

3.       Pone el dedo en servir por obligado, por dinero y por controlar a los hermanos

4.       Destaca la verdadera motivación: ternura, entusiasmo e integridad santa

5.       Su propia vida le sirve de punto de partido para animar y retar a los ancianos.  Hasta sus fracasos le humillan y le dan mayor impacto al anciano temeroso.

6.       Por eso termina Pedro su carta tanto a los ancianos como a los demás  hermanos reconociendo que Dios es el Dios de toda gracia.  Él mismo es el mejor ejemplo que Dios humilla a los soberbios, pero los exalta cuando fuere el tiempo. Pedro sabe bien cómo Dios prepara el liderazgo bíblico.

Dr. G. Ernesto Johnson
Instituto Bíblico Río Grande