¿Mi trabajo importa para Dios?

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El cristiano debe servir y honrar a Dios con su trabajo también. No tiene sentido hablar de fe si lo que uno hace es mediocre. Me atrevería a jurar que, en el taller del carpintero de Nazaret, no salían mesas cojas ni cajones mal hechos.

Vocación, el escenario del florecimiento humano

Este artículo está basado en el libro Vocación, el escenario del florecimiento humano del Dr. Michael Berg. En este libro, podemos ver que, a través de la vocación, el cristiano puede encontrar un llamado mucho más alto: una vida plena, buena y feliz.

Aborda el tema de que la vocación responde de manera única la pregunta: ¿Cuál es la buena vida? Dios libera al cristiano de la carga de justificarse a sí mismo por medio de la obra redentora de Cristo. Luego Él se muestra a los cristianos de manera providencial con el fin de amar al mundo. Lo ordinario de la vida se vuelve extraordinario.



¿Es el trabajo en la iglesia más importante que el trabajo secular?

El movimiento evangélico norteamericano ha engendrado lo que podría denominarse «neomonasticismo». El neomonasticismo, como en la Edad Media, sugiere que Dios prefiere el trabajo religioso sobre cualquier otro.

De acuerdo con esta mentalidad, servir en la iglesia es más espiritual que cuidar a los hijos o trabajar con integridad en una fácbrica. Para el creyente, todo trabajo es santo porque él mismo es santo y es justo mediante la fe en Cristo.

George Will dijo una vez que el fútbol americano representaba todo lo que estaba mal en Estados Unidos: violencia e incesantes reuniones de coordinación. Me pregunto qué piensa de la iglesia. Puede llegar a ser un lugar muy agitado y bullicioso.

¿Cómo puede un predicador hablar sobre la importancia de ser un buen padre y, al mismo tiempo, pedirle a esos mismos padres que llenen su semana con reuniones en la iglesia? Eso implica que hay dos tipos de actividades: las actividades de la iglesia y todo lo demás.

Lo uno es de importancia eterna, y lo otro es de poca importancia. Aunque es cierto que una sola cosa es necesaria (Lc 10:42), no significa que la vida cotidiana no tenga sentido. Olvídate de equilibrar vida y trabajo: también debes equilibrar iglesia y vida, y la iglesia te necesita. ¡Jesús te necesita!

O lo que es igualmente malo, una fórmula para la piedad autocomplaciente: una oportunidad para complacerte y deleitarte en tu piedad personal; una oportunidad para sentirte bien contigo mismo — espiritualmente bien contigo mismo—. Tienes todo en orden, puedes guiar una familia y hacer que la iglesia prospere. ¡Qué suerte tiene Jesús de contar contigo! Yo digo que cierren las puertas de esa iglesia con llave.

O, mejor, manténganlas abiertas para orar, estudiar, consolar y predicar el evangelio, pero hagan que el incesante voluntario salga al mundo. No me malinterpreten; la iglesia necesita voluntarios, pero no tenemos que hacer que sus miembros trabajen para que se sientan espirituales.

¿Mi trabajo puede ser espiritual?

Ser mamá es espiritual. También lo es trabajar en una charcutería y asistir al recital de flauta de tu nieta. Esas cosas importan mucho más que la reunión de un comité. ¡El trabajo se hará! De eso puedes estar seguro. Cuando te necesitemos, te llamaremos. Pero solo cuando te necesitemos. Ve al mundo; ahí es donde debes estar. Tras el ajetreo de la iglesia se esconde algo terrible.

Tropezamos con nosotros mismos para ser más justos que el de al lado. Parece que, en lugar de hacer las cosas por amor a los demás, los cristianos asumen tareas en la iglesia para señalar a otros que no comparten el mismo fervor.

En el mundo se predica mucha ley; de hecho, es todo lo que se predica. En la iglesia debería predicarse el evangelio, no más ley farisaica. El mundo vive en el primer sistema (justicia por la ley); la iglesia vive en el otro sistema (justicia por la fe). Si la iglesia se convierte en un lugar para sentirse más justo que los demás, no se diferencia del mundo. 

La idea de que el trabajo de la iglesia es más importante que el trabajo regular implica que a Dios le interesa más lo espiritual que lo físico. Aquello puede convertirse rápidamente en el lugar donde los hiperespirituales son percibidos como mejores que las masas materialistas. 

También puede llegar a ser condenatorio si esos «héroes espirituales» creen que su sacrificio es meritorio delante de Dios. Pero ¿es realmente un sacrificio? Es un sacrificio hecho por el hombre. Una buena acción hecha por el hombre.

Yo diría que ser padre o trabajar en una fábrica semana tras semana es mucho más complicado y difícil. Imagino que muchos contadores sobrecargados de trabajo han soñado con una apacible vida de contemplación. 

El escapismo religioso sigue siendo escapismo. Jesús dijo que los cristianos no son de este mundo, pero dijo también que están en el mundo (Jn 17:14–15). Es el lugar al que pertenecemos.

Distorsiones teológicas acerca del trabajo

La distorsión católica eleva el trabajo espiritual de los monjes y sacerdotes muy por encima de los llamados ordinarios de los cristianos.

Os Guinness

La distorsión protestante simplemente deja lo espiritual fuera de lo ordinario. Y de manera algo irónica, la palabra vocación, arrebatada alguna vez a los monjes, ahora solo se refiere al trabajo secular, como en el término «escuela vocacional».

Ambas devalúan los llamados para el trabajo de la iglesia, ya sea que lo realice el clero, buscando mérito (monjes y sacerdotes medievales), o el resto de la gente, para sentirse espirituales (laicos en la iglesia).

Dios se interesa por lo físico tanto como por lo espiritual. Él creó todo. Eso significa que no hay nada que él no reclame como suyo. Dios se interesa por las cosas pequeñas. Nos lo dijo cuando declaró que somos más importantes que los gorriones y que él sabe cuántos cabellos hay en nuestra cabeza (Mt 10:29–31).


Dios quiere un cuarto de baño limpio y una fábrica productiva. Quiere coches que funcionen bien y planes de estudio bien pensados en nuestras aulas. Por supuesto que sí. Nuestro trabajo importa.

El trabajo importa. El trabajo de calidad importa. Es importante para Dios. Lutero dijo que los ángeles sonríen cuando un padre cambia un pañal sucio. ¡Dios quiere traseros limpios! or supuesto que sí. ¿Por qué a Dios le importan esos pequeños detalles? Porque ama, por eso. Quiere que los niños sean enseñados, y para ello utiliza directores, maestros y padres.

Por no hablar de todo el personal que se necesita para dirigir una escuela. Dios quiere que la gente esté protegida, y para ello utiliza bomberos, policías y toda una serie de funcionarios del gobierno. Dios quiere que se controlen las enfermedades, y utiliza médicos, enfermeros e investigadores para llevar a cabo esta monumental tarea. También le importa enormemente el trabajo del conserje, por la misma razón.

Dios lo quiere todo, y quiere que se haga bien. Utiliza personas para hacerlo. Libera a los cristianos de trabajar para él para que puedan trabajar para el prójimo.