Nuestras preguntas sobre la inteligencia artificial no son nuevas. Los cristianos siempre hemos empleado avances tecnológicos para acceder a la Biblia y entenderla de manera más efectiva. Los cristianos adoptaron la tecnología del codex en el siglo II, la imprenta en el siglo XV, y la computadora personal al final del siglo XX.
Cuando me uní a Logos hace poco más de dos años, no podía haber adivinado lo rápido que la IA se volvería tan predominante.
Durante dos décadas, serví como pastor. Realicé investigaciones de postgrado e impartí cátedras de seminario –por supuesto, siempre con la ayuda de Logos. Ahora que soy parte de la empresa, mi trabajo consiste en explorar de qué manera la tecnología puede ayudar a nuestros usuarios a obtener un conocimiento más profundo de la Biblia, y así, aprovechar lo mejor posible el tiempo que dedican a estudiar la Palabra de Dios.
Muchos usuarios nos preguntan constantemente: “¿cómo deberíamos considerar la inteligencia artificial? ¿Acaso tiene cabida en el estudio de la Biblia?”
Este artículo repasa aquello que ha influido en nuestro pensamiento al respecto, y el modo en que hemos reflexionado sobre este tema, puesto que somos una compañía dedicada a servir a la Iglesia.
Nuestras preguntas sobre la inteligencia artificial no son nuevas. Los cristianos siempre hemos empleado avances tecnológicos para acceder a la Biblia y entenderla de manera más efectiva. Los cristianos adoptaron la tecnología del codex en el siglo II, la imprenta en el siglo XV, y la computadora personal al final del siglo XX. La historia apunta a que podemos evaluar la nueva tecnología de la inteligencia artificial del mismo modo en que nuestros ancestros evaluaron los avances tecnológicos de su tiempo: a través de atemporales principios bíblicos.
Principios bíblicos aplicados a la IA
Muchos principios bíblicos han orientado mi pensamiento sobre el uso de la tecnología en el estudio de la Biblia. Pero hay cinco que creo que vale la pena mencionar aquí.
1. Necesitamos sabiduría verdadera
La Escritura nos instruye a ser sabios (Proverbios 1:2-7), y sabemos que el temor de Dios es el principio de la sabiduría (Salmos 111:10; Proverbios 1:7; 9:10; 15:33). Ultimadamente, la sabiduría proviene de Dios (Job 12:13; Santiago 1:5), y es muy distinta de la sabiduría de este mundo (1 Corintios 1:20-21; 3:19). El Espíritu Santo está íntimamente vinculado con la sabiduría (Deuteronomio 34:9; Isaías 11:2; Daniel 5:14; Hechos 6:3, 10; 1 Corintios 2:4, 13; Efesios 1:17), y por ende, la sabiduría no se trata de astucia o de inteligencia: se trata de la dependencia de Dios y de Su Espíritu.
Determinar el apropiado uso de la tecnología en el estudio de la Biblia requiere de sabiduría divina. Todo estudio bíblico, ya sea mediante herramientas antiguas o modernas, solo puede hacerse correctamente en dependencia de Dios y de Su Espíritu. Esta sabiduría no se puede alcanzar mediante tecnologías avanzadas, sino que depende del corazón y del espíritu del estudiante de la Biblia. Un estudiante de duro corazón que confía en su propia sabiduría –o en la sabiduría de la tecnología– siempre tendrá un entendimiento inferior al que tiene un creyente lleno del Espíritu que busca la sabiduría de Dios.
Un estudiante de duro corazón que confía en su propia sabiduría –o en la sabiduría de la tecnología– siempre tendrá un entendimiento inferior al que tiene un creyente lleno del Espíritu que busca la sabiduría de Dios.
2. Necesitamos discernimiento
Los cristianos somos llamados a ejercitar el discernimiento para llegar a conocer la voluntad de Dios, para que aprobemos lo que es excelente, para discernir el bien y el mal (Romanos 12:2; Filipenses 1:9-10; Hebreos 5:14). Ésta es una responsabilidad establecida para todo creyente.
La IA y otras tecnologías acarrean la posibilidad de un daño: nos pueden hacer perezosos, o nos pueden desorientar mediante errores factuales o prejuicios. Peor aún, las tecnologías de inteligencia artificial nos pueden hacer dependientes de ellas y no de Dios.
Pero éste no es un problema exclusivo de la tecnología. La humanidad siempre se ha visto tentada a confiar más en la dádiva que en el dador. En los tiempos bíblicos, la gente corría el peligro de confiar en sus caballos y sus carruajes (Salmos 20:7). En nuestro tiempo, quizás el peligro que algunos corremos es el de confiar en Google o en ChatGPT. Pero la respuesta a ese problema no es deshacernos de los caballos y de los carruajes (e.g., Isaías 66:20; Jeremías 22:4), sino confiar en el nombre del Señor nuestro Dios (Isaías 31:1).
3. Necesitamos mayordomía
Un uso apropiado de la tecnología nos puede ayudar a explorar, leer, y meditar en la Palabra de Dios (Salmos 119:14-16). La tecnología nos puede ayudar a ahorrar tiempo y así aprovechar al máximo las oportunidades que Dios nos brinda (Efesios 5:16; Colosenses 4:5). Nos puede ayudar a recordar cosas que de otro modo olvidaríamos (Proverbios 4:5). Si queremos buscar entendimiento en la Palabra de Dios como si buscáramos un tesoro escondido (Proverbios 2:1-5), naturalmente deberíamos emplear toda herramienta disponible hasta los límites de nuestra capacidad.
Dios nos hizo administradores de la creación (Génesis 1:26-28; 2:15), así como del Evangelio (1 Corintios 4:1-2; 1 Tesalonicenses 2:4; 1 Timoteo 1:11). Se nos pedirán cuentas por el modo en que hemos puesto a trabajar los dones que Dios nos ha dado (Mateo 25: 14-30; Lucas 19:12-27). Donde mucho fue confiado, mucho será exigido (Lucas 12:48). Vivimos en un tiempo en el que los cristianos más humildes a menudo tienen acceso a grandes herramientas de estudio bíblico que nuestros ancestros jamás habrían podido imaginar. Además, dichas herramientas nos permiten alcanzar entendimientos más profundos en un tiempo mucho menor que antes. Como mayordomos de los dones que Dios nos ha dado, somos responsables de darles buen uso –incluyendo la tecnología– para el crecimiento del reino (2 Timoteo 2:15).
Vivimos en un tiempo en el que los cristianos más humildes a menudo tienen acceso a grandes herramientas de estudio bíblico que nuestros ancestros jamás habrían podido imaginar.
4. Nos necesitamos el uno al otro
Dios nos ha salvado, no como individuos aislados, sino para que seamos parte de Su Iglesia (Efesios 2:19-22; Colosenses 3:15). Aprendemos el uno del otro, y nos exhortamos el uno al otro (Romanos 15:14; Colosenses 3:16; 1 Tesalonicenses 4:18; 5:11). Juntos, somos “la gente del libro”. El regalo más maravilloso que Dios nos ha dado es el regalo de la relación –la relación con Él y la relación con Su pueblo.
Por esa razón, para muchas personas, la persona que tuvo la mayor influencia espiritual sobre ellos no fue un pastor famoso, sino un padre, un amigo, o un maestro de escuela dominical que muy pocas personas conocen. Entre más lejana sea una persona en términos de una relación personal, más complicado será que esa persona nos comprenda, ore por nosotros, y conecte con nosotros; por ende, menor será la influencia que pueda tener sobre nosotros.
Si eso es cierto sobre los predicadores más famosos, aún más cierto es sobre las herramientas de IA. Como cristianos, no solo necesitamos información y datos, por más útiles que nos puedan resultar. También nos necesitamos el uno al otro. Nunca debemos permitir que una conversación con un chatbot de inteligencia artificial ocupe el lugar de una conversación con nuestro pastor o con nuestros hermanos de la congregación.
5. Necesitamos ser humildes
La tecnología puede ayudarnos a adquirir y a transmitir conocimiento. Pero si no se emplea correctamente, el conocimiento puede envanecer (1 Corintios 8:1), haciéndonos sabios a nuestros propios ojos (Isaías 5:21; Romanos 11:25; 12:16). Aunque incluso un pequeño niño puede entender la sencillez del Evangelio (Marcos 10:14), el Evangelio también es un misterio profundo y maravilloso (Efesios 3:3-10; Colosenses 1:26-2:3).
Ninguna tecnología sustituirá jamás la necesidad de estudiar la Biblia sobre nuestras rodillas.
Ninguna tecnología, y mucho menos ningún ser humano, podrá jamás conocer por completo las profundidades de la Escritura o conquistar todos sus tesoros. Siempre quedará algo más de qué aprender, admirar, y maravillarse. Ninguna tecnología sustituirá jamás la necesidad de estudiar la Biblia sobre nuestras rodillas.
Creencias sobre la tecnología y la IA
Al considerar estos principios en Logos, hemos intentado aplicarlos específicamente a la IA, y en especial, a los avances de esta tecnología que ha irrumpido en la escena desde el lanzamiento de ChatGPT. Nuestras conversaciones nos han llevado a las siguientes convicciones:
1. Creemos que el más provechoso estudio de la Biblia ocurre cuando los cristianos dependemos del Espíritu de Dios mientras usamos toda la ayuda que Dios nos ha dado
La Biblia puede ser plenamente comprendida sin necesidad de la tecnología más nueva. Dios no preservó la Biblia en almacenamiento frío hasta el momento en que apareciera Logos y otras aplicaciones similares. No obstante, estoy convencido de que Dios emplea herramientas como Logos para ayudar a la iglesia a alcanzar entendimientos más profundos de Su Palabra, y así acercarnos más a Él. Ciertamente, esa ha sido mi experiencia. En ese sentido, las aplicaciones de estudio de la Biblia y otras tecnologías similares son regalos de Dios a Su Iglesia que podemos utilizar para nuestro bien y para Su gloria.
2. Creemos que los cristianos deben usar la tecnología con discernimiento
Podríamos fácilmente aplicar la tecnología al estudio de la Biblia de muchas maneras infructíferas, inútiles y contraproducentes. Algunas tecnologías son más apropiadas que otras en el estudio de la Palabra de Dios. Los cristianos debemos emplear la tecnología con discernimiento.
3. Creemos que la IA tiene un lugar importante en el estudio de la Biblia
Sería un error que los cristianos rechazáramos y le diéramos la espalda a herramientas que nos podrían ayudar a descubrir entendimientos más profundos en la Palabra de Dios. La IA está transformando al mundo que nos rodea. Está siendo usada con aplicaciones cada vez más diversas –algunas, para desventaja nuestra, pero muchas, para nuestro bien. No creemos que la IA sea solo una moda o una tendencia. Creemos que la IA será tan valiosa para los devocionales personales, para la predicación, y para los estudios bíblicos académicos, tal como lo han sido la computadora personal, el internet, y el smartphone. En Logos, queremos estar a la vanguardia en el uso de esta tecnología en desarrollo para el bien de la iglesia.
4. Creemos que la IA tiene cualidades humanas, no divinas
Arthur C. Clarke dijo: “Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Eso es cierto sobre la IA, que a veces puede percibirse como si fuera semejante a Dios. Pero la IA no tiene cualidades divinas. No es omnisciente ni es infalible.
La IA, y especialmente los modelos de lenguaje grande que alimentan a herramientas como ChatGPT, en su mayoría son entrenados con miles de millones de textos escritos por seres humanos. Es por eso que la IA puede emular respuestas humanas. No obstante, ese entrenamiento también significa que la IA emula, e incluso magnifica, las debilidades que encontramos en todos los autores humanos. Tal como nosotros, la IA tiene sus límites, sus equivocaciones y sus prejuicios. La IA no sufrió la caída ni está hecha a la imagen de Dios, pero puede parecer que sí lo es, ya que es entrenada con contenidos producidos por seres caídos que portan la imagen de Dios.
Por esa razón, deberíamos probar el contenido generado por IA con al menos el mismo cuidado y diligencia con que probaríamos a cualquier autor humano que no conozcamos.
5. Creemos que la IA ayuda a un mejor estudio de la Biblia cuando esclarece, y no sustituye, el contenido escrito por personas reales
Dios nos hizo para ser racionales, creativos, y capaces de conectar con Él y con otros mediante las palabras habladas y escritas. La IA puede emular la racionalidad, la creatividad, y la conexión humana, pero no será sino un reflejo tenue de aquello que sí es genuino.
Por ende, la IA nos ayuda a un mejor estudio de la Biblia cuando nos ayuda a encontrar, organizar, y comprender lo que Dios nos ha revelado, y lo que Su pueblo ha escrito y estudiado. El valor de la IA para el estudio de la Biblia no existe cuando se emplea por sí sola, sino cuando la tecnología esclarece los textos bíblicos, los libros y los conjuntos de datos de la mejor calidad.
La IA en la práctica
Entonces, esos son nuestros fundamentos. Pero ¿de qué modo hemos intentado poner en práctica los anteriores principios?
A lo largo de los últimos meses, hemos estado integrando a Logos ciertas funciones de IA, y algunos de nuestros usuarios ya las están aprovechando a través de nuestro programa de acceso temprano antes de que sean lanzadas en el otoño.
Todavía estamos aprendiendo sobre cómo aplicar de la mejor manera la IA y otras tecnologías similares en el estudio de la Biblia. Éstas son algunas de las cosas que hemos hecho hasta ahora.
1. Estamos priorizando herramientas que ayuden a nuestros usuarios a encontrar y comprender contenidos valiosos
No empleamos la IA como un medio para generar contenido barato y de poco valor. Principalmente, utilizamos la IA para encontrar, organizar, y esclarecer los conjuntos de datos bíblicos y los libros publicados de la mejor calidad.
Dos ejemplos de este tipo de uso son nuestra Búsqueda Inteligente y la herramienta Resumir.
La Búsqueda Inteligente emplea la IA para identificar los artículos más relevantes que coincidan con la búsqueda del usuario, superando de ese modo la necesidad de utilizar una sintaxis compleja para realizar una consulta.
La herramienta Resumir condensa artículos extensos en unos cientos de palabras que ayudan a nuestros usuarios a comprender un tema complicado, y les permiten decidir si quieren leer un artículo extenso en su totalidad.
2. Estamos desarrollando herramientas que ayuden a nuestros usuarios a superar bloqueos creativos
La IA a veces puede ayudarnos a generar ideas. Nuestro Asistente de Sermones es un buen ejemplo. Con esta herramienta, empleamos la IA para proveer a los pastores con aplicaciones, ilustraciones, y bosquejos de sermones. Estas ideas no están diseñadas para ser repetidas palabra por palabra en un sermón, sino que proveen inspiración para ayudar a que los pastores superen sus bloqueos creativos.
3. Somos transparentes y abiertos sobre nuestro uso de la IA
En parte, ése es el propósito de este artículo. Si los cristianos queremos utilizar la tecnología correctamente, debemos entender la tecnología que vamos a emplear.
Nunca usamos la IA en nuestra aplicación sin informarle a nuestros usuarios. Esto les permite a los cristianos decidir por sí mismos cuándo utilizar estas herramientas, si es que así lo desean. Nuestro contenido generado por IA siempre está claramente identificado y etiquetado, para que ningún pastor o alumno utilice contenido de este tipo en sus sermones o estudios sin estar enterado.
4. Nos tomamos muy en serio la privacidad y la seguridad
Algunas de nuestras herramientas les permiten a nuestros usuarios enviar documentos privados y contenido protegido a algunos servicios de IA. Solo ingresamos el contenido específico que el usuario solicita ingresar. Nunca utilizamos esta información para entrenar a la IA, ni permitimos que ninguno de nuestros proveedores de tecnología lo haga. Requerimos que nuestros proveedores utilicen dicha información únicamente para los propósitos de nuestras herramientas, y que no retengan ninguna información más tiempo del necesario para dicho propósito.
5. Utilizamos las herramientas apropiadas para el trabajo correcto
Aunque ChapGPT es el más conocido modelo de lenguaje grande (LLM, por sus siglas en inglés), existen otros tipos de IA y modelos de lenguaje. Nuestras herramientas de IA están diseñadas de modo que podamos rápidamente recurrir a una tecnología más apropiada en caso de detectar errores, o en caso de que surja un modelo de lenguaje más apropiado. Además de la estructura de IA integrada en la herramienta de Búsqueda Inteligente, actualmente estamos utilizando tres distintos modelos de lenguaje grande, y estamos probando y examinando otros tantos más.
6. Nos esforzamos por ayudar a nuestros usuarios a usar la IA responsablemente
Dado que la IA es una tecnología en desarrollo, queremos ayudar a nuestros usuarios a aprovecharla lo más que puedan. En lugar de solamente incrustar un chatbot dentro de nuestra aplicación, estamos desarrollando cuidadosamente un abanico de herramientas específicas que ayuden a nuestros usuarios a alcanzar un objetivo específico, y cuando sea requerido, que brinden una guía sobre cómo deben ser utilizadas, siguiendo los principios antes mencionados.
Conclusión
Si un versículo bíblico resume nuestro pensamiento sobre el correcto uso de la IA en el estudio de la Biblia, ése es 1 Tesalonicenses 5:21: “sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno” (NVI). Es fácil que los cristianos cometamos uno de dos errores. El primero es no someter todo a prueba, y dejarnos llevar por donde vayan los vientos de la tecnología. Eso puede llevar a todo tipo de equivocaciones, porque, aunque la IA ofrece grandes oportunidades, no está libre de peligros. Pero también debemos evitar el segundo error, que consiste en someter todo a prueba, pero sin aferrarnos a lo que sí es bueno. Eso nos puede llevar a perdernos de la oportunidad de alcanzar un entendimiento más profundo en un tiempo menor.
Aprender la mejor manera de aplicar la IA en el estudio de la Biblia es algo que nosotros aprenderemos junto con nuestros usuarios. Conforme pase el tiempo, esperamos ser capaces de entregar mejoras en la velocidad, la precisión, la agilidad, y la integración de nuestras herramientas y procesos existentes, pero de una manera que preserve lo que nuestros usuarios aman sobre nuestro software.
Algunas aplicaciones de estudio bíblico y predicación han enfocado toda su propuesta alrededor de un chat con la IA; otras han ignorado la IA por completo. En Logos, planeamos integrar a nuestras herramientas específicas lo mejor que pueda ofrecer la IA, para que nuestros usuarios aprovechen al máximo los libros, la información y nuestras herramientas tradicionales de la más alta calidad; y que nosotros podamos ayudarles a obtener entendimientos más profundos en un tiempo menor, y de ese modo, aprovechen aún más su estudio de la Biblia.