Volvamos a las Escrituras

Durante siglos hemos escuchado, leído, estudiado lo que alguien tiene que decir sobre algún tema. Muchas de las doctrinas y religiones de la actualidad se basan en la experiencia personal de un individuo y en muchos de los casos una idea sin fundamento llega a ser una “verdad” defendida por cientos. Pero no puede haber más que una verdad. La pregunta es ¿Quién es la autoridad en el tema? ¿Quién puede orientarnos en la dirección correcta? ¿Quién tiene la verdad?

Solamente la Biblia clama ser la Palabra de Dios con un fundamento irrefutable, razonable, lógico, histórico, arqueológico, suficiente y perdurable. Escrita a lo largo de más de mil quinientos años por más de 40 autores diferentes provenientes de diferentes entornos culturales, sociales y económicos, la Biblia mantiene una uniformidad temática asombrosa y es impresionante la precisión científica de sus relatos.

Al corroborar cómo la Palabra de Dios ha prevalecido sobre los más fuertes ataques intelectuales, científicos, lógicos y filosóficos de todos los tiempos, y comprobar cómo más de dos mil profecías se han cumplido al pie de la letras hasta los detalles más absurdos para los lectores originales, el libro sagrado demuestra ser lo que clama ser: la Palabra de Dios.

Dios escogió poner en una colección de libros su voluntad y una fuente inagotable de sabiduría para revelarse a nosotros. Deberíamos estudiar Su Palabra si queremos tener comunión con el Creador de todas las cosas. No basta escuchar las experiencias de quienes han estudiado la Biblia, no es suficiente leer libros acerca de la Biblia o estudiar lo que los expertos tienen que decir. Es como ser invitados a un banquete y escuchar de los demás a qué sabe la comida y lo delicioso de los platillos sin haberlos probado nosotros. Tenemos que decidirnos a probarlos y entonces tendremos una opinión de primera mano. Tenemos que volver a las Escrituras y conocer de primera mano lo que Dios quiere que sepamos.

Le invito a conocer su Biblia, a estudiarla con objetividad, con pleno uso de su razón y a que descubra por usted mismo las verdades de Dios.

Publicado en La Paz de Cristo en Julio 6 de 2014 por Jorge A. Salazar