Acoso a los cristianos en el mundo islámico. Fuente: Diario El País, España. La sucesión de ataques y expulsiones en varios países desata inquietud. (El artículo del diario se encuentra al final de esta reflexión.)
“Y Saulo estaba allí, aprobando la muerte de Esteban”
Hechos 7:60 y 8:1. “Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?… Yo soy Jesús, a quien tú persigues…” Hechos 9:4-5.
El artículo que salio en el diario El País de España refleja en parte la realidad que viven los cristianos en el mundo islámico. El poder abusivo y autoritario de los regímenes gobernantes nos recuerda el caso de Esteban que relata el capítulo 7 de Hechos de los Apóstoles. La intolerancia y persecución están a la vista.
Lucas en su evangelio expresa las palabras del Señor Jesucristo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Jesús rogó por aquellos que le crucificaban y el también está dispuesto a perdonar a los enemigos de su iglesia. Esteban en su grito final exclamo: “¡Señor no les tomes en cuenta este pecado!…
Lucas en los primeros capítulos de Hechos nos muestra un contraste muy interesante entre el pueblo y sus jefes. Los últimos son los que oprimían y perseguían a los cristianos no solo por motivos religiosos sino también de poder y control. En el capítulo 9 de Hechos el representante de esos jefes era Saulo. Se encontraba persiguiendo a la Iglesia pero el Señor le dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues…”. La relación entre Jesús y la Iglesia implicaba que perseguirla a ella era perseguirle a él. Se produjo entonces un encuentro con el poder transformador del Señor que tocó la vida de Saulo. Nuestros enemigos pueden transformarse en hermanos en Cristo.
Lo cierto es que lo sucedido en el comienzo del cristianismo también está pasando hoy. Países en que los poderosos persiguen a los cristianos o buscan modos de que su voz no se oiga. En estas situaciones algunos pueden estar tentados a pensar que debe haber una destrucción total de los malos antes que ellos nos destruyan. Esas palabras serían de condenación odiando a los malos y convencerse que para ellos no hay esperanza de salvación. Pero justo aquí se interpone el relato de la conversión de Saulo que muestra el poder transformador del evangelio. El evangelio de Jesucristo nos ha alcanzado a nosotros y ahora puede alcanzarles a ellos.
Nuestra oración en este momento es por aquellos que persiguen a su iglesia, maltratan, excluyen, descalifican y matan. Orar para que tengan un encuentro con el Señor como lo tuvo Saulo. Que el Mesías se les aparezca en medio de su camino y lo que parece ser un poderoso e implacable enemigo caiga al suelo como cayo Saulo. Que se quite el abuso del poder, la injusticia y la persecución. Oramos por una transformación radical en las personas y que se experimente el nuevo nacimiento en Jesucristo. Oramos por la iglesia y por todos aquellos que están pasando situaciones de persecución.
Renovemos nuestra confianza en el Señor que nos dice: “Edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).
Carlos Scott
Misión GloCal
el pais.es (España)
https://www.elpais.com/articulo/internacional/Acoso/cristianos/mundo/islamico/elpepuint/20100310elpepuint_14/Tes
Acoso a los cristianos en el mundo islámico
La sucesión de ataques y expulsiones en varios países desata inquietud
ANDREA RIZZI – Madrid – 10/03/2010
Una banda de pistoleros irrumpió este miércoles a media mañana en las oficinas de la ONG cristiana de ayuda humanitaria World Vision en Mansehra, un distrito al norte de Islamabad, y abrió fuego sobre los trabajadores que allí se encontraban. Seis de ellos murieron, otros siete resultaron heridos. El suceso es el último episodio de una cadena de actos de violencia y de acoso contra cristianos que se suceden desde hace unos meses con una frecuencia inquietante en varios lugares del mundo.
El fin de semana pasado, el Gobierno marroquí expulsó del país a 26 cristianos, la mayoría evangélicos, acusados de proselitismo. En las mismas horas, en Nigeria, centenares de cristianos murieron a golpes de pistola y machete de atacantes musulmanes en el último estallido de la crónica violenta étnico-religiosa que afecta al centro del país africano. En la zona de Mosul, en Irak, al menos ocho cristianos fueron asesinados en varias agresiones en febrero. Ya casi no quedan familias de esa fe en Mosul: han huido todos. En Egipto, ocho coptos murieron a tiros al salir de misa un domingo de enero. Incluso en India, que no es un país mayoritariamente musulmán, se suceden episodios de violencia contra los creyentes en Cristo. El listado podría seguir.
Cada una de estas historias tiene su motivación específica, a menudo muy local. El caso nigeriano se diferencia particularmente porque la violencia entre grupos ahí es reciproca. Pero en todos los demás hay un denominador común: perturbadores indicios de creciente intolerancia y, en algunos casos, persecución. Las cosas parecen ir a peor. Así lo percibe Angela Wu, directora internacional del departamento legal del Becket Fund for Religious Liberty, con sede en Washington y que defiende a creyentes de toda fe.
“Aunque surgió en Oriente Próximo, el cristianismo está visto como una influencia extranjera, occidental, en muchos rincones del mundo. Esto se debe en parte al legado del colonialismo. Pero ahora, la situación ha sido exacerbada por las guerras de Irak y Afganistán y por el episodio de las viñetas de Mahoma publicadas en Dinamarca. Esta retórica afecta cada vez más a las minorías cristiana”, comenta Wu, en conversación telefónica desde EE UU.
En algunos casos, el acoso es gubernamental, en otros, la violencia es ejercida por vecinos. A menudo hay una relación entre los dos factores. Wu destaca cómo en muchos casos la cada vez más agresiva aplicación de las leyes sobre blasfemia y la laxitud de la protección de las minorías desata una espiral perversa.